"La clave del éxito es despertar recuerdos con la comida": Fray Ángel Ramón, el monje franciscano que se ha convertido en una estrella de Youtube
Fray Ángel Ramón, del valenciano monasterio franciscano del Santo Espíritu, se ha asomado a La Ventana para hablar de su canal de Youtube, en el que acumula más de quince millones de visualizaciones
"La clave del éxito es despertar recuerdos con la comida": Fray Ángel Ramón, el monje franciscano que se ha convertido en una estrella de Youtube
Madrid
Quince millones. Es la cifra de visualizaciones que concentra Fray Ángel en su canal de Youtube, en el que, al más puro estilo Arguiñano, explica al detalle el proceso de elaboración de recetas como pollo en pepitoria o costillas de ternera. La idea inicial, que era hacer un pequeño curso de claves para preparar comida franciscana, terminó por convertirse en un exitoso canal, pues acumula más de quince millones de visualizaciones.
Aprendió a cocinar en su casa y en el monasterio. A pesar de no esperarlo en absoluto, cree que la clave del éxito es ser capaz de "despertar recuerdos" con la comida. "Cuando uno es capaz de sacarle algo a unos garbanzos es porque lo ha hecho con afecto", señala. Por eso él considera que tiene éxito. "Al verme cocinar despiertan los recuerdos de ese tiempo de rosas, que decía Serrat, al volver a los pucheros de sus padres", refleja.
"Donde hay un obispo, se come siempre bien"
"Donde hay un obisco, se come siempre bien", advierte el fraile. Una frase mil veces repetida, como muchas otras, para la que Ángel Ramón tiene explicación. "Todo el mundo quiere agasajarle, entonces pasa eso".
Sobre uno de los pecados capitales, el de la gula, tan a cuento con su canal, el fraile sostiene que, como con todo "uno se deja llevar". "Es igual que el que arrancando flores del campo acaba arrancando más de las que necesita".
Huevos de colores por casualidad
Verde oliva, rosa pastel, azul cielo, gris o marrón... Esas son las tonalidades, entre otras muchas, de los huevos de la granja de Toni Martínez. Los produjeron por "casualidades de la vida". De hecho, ninguno se dedicaba a la industria alimentaria. Toni había sido camarero y, también, había trabajado como publicista. "Somos muy amantes de los huevos fritos, como no encontrábamos huevos de calidad, compramos un par de gallinas de dos tipos y un gallo y un día nos sorprendió esto", cuenta Martínez.
Con el tiempo supieron que se había producido un cruce genético de distintas razas de gallinas. Uno que hoy permite que la granja de Toni posea más de 120 tonos diferentes de huevos. "Empezamos hace 10 años y ahora tenemos 60 gallinas produciendo"; explica. Hace solo tres años que comercializan los huevos.
"Me he gastado un huevo de dinero en montar la granja", bromea. Una que nutre de huevos a personas como el fraile, que utiliza ese tipo de huevos en sus platos.
Paula Ramos Barral
Redactora en La Ventana. Antes en La Voz de Galicia...