Mariúpol resiste tras rechazar el últimatum de Rusia
Mariúpol agoniza pero aún resiste al asedio ruso: los testimonios de los niños en mitad de la guerra
Madrid
Interrumpido por los disparos, Makar, de siete años, muestra lo que queda de su casa "gracias" a los soldados rusos. Cuatro años tiene Alisa, que desde su búnker sueña con volver a casa. Como ellos, 100.000 personas permanecen en la asediada Mariúpol. Una ciudad que agoniza, pero que no se rinde ante Rusia.
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Mariúpol, que tenía una población previa a la guerra de medio millón de habitantes, vive una crisis humanitaria en la que los pocos residentes que viven en ella no tienen acceso a bienes básicos como alimentos, agua potable y servicios como el gas o la calefacción.
Mariúpol es el principal puerto en el mar de Azov. Moscú está a punto de controlar la ciudad tras ataques y bombardeos continuos que comenzaron el mismo día en que se inició la invasión de Ucrania. Rusia pretende convertir el Mar de Azov en un mar interior para garantizar la seguridad de la base naval de Sebastopol, en la anexionada Crimea, y Mariúpol le resulta crucial para tender un corredor terrestre entre esa península y las autoproclamadas repúblicas de Donestk y Lugansk.
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