Sistiaga: "En Euskadi hay mucha gente que tiene que pasar por el Purgatorio para ser ético"

Hace treinta y cinco años Imanol Azkarate fue secuestrado, pero sus dos asesinos nunca fueron identificados. Uno de ellos, Josu Etxebeste, guardó todas las cartas y dibujos que hizo el secuestrado durante el cautiverio. Ahora ha decidido confesar su crimen...Esta es la acción que desencadena un terremoto en muchas personas. Una historia no real, sí verosímil, en la que se lee entre líneas los años de trabajo del periodista Jon Sistiaga hablando con etarras, policías y víctimas del terrorismo. Purgatorio es la incursión del irunés en la novela, que ha presentado en 'La ventana Euskadi' de la Cadena SER.

Todo el libro parece remitirnos a ETA, aunque Sistiaga remarca que esas siglas no aparecen en ningún momento. "Hablar de 'la Organización' me permite", cuenta Sistiaga, "que cualquiera que lo lea lo adapte a su tierra. Los personajes podrían ser yihaddistas o del IRA". Y pone un ejemplo muy gráfico: "Si yo te digo que un señor decide ir a la guerra porque dice que hay una amaneza existencial contra su patria y un genocidio contra los suyos, tú puedes pensar también en Ucrania".

El título Purgatorio surgió a medida que lo escribía. "Me di cuenta de que todos los personajes transitaban por un momento de introspección, de remordimiento, de cuestionamiento del pasado. ¿De qué se habla en el libro? De perdón, de memoria, de reconciliación, de lo que se habla en un Purgatorio, que es un rincón de pensar teológico. Ahí es donde expiar y purificarse. Creo que todavía en Euskadi hay mucha gente que tiene que pasar por el Purgatorio para ser un ser ético cuando has cometido atrocidades", concluye. En Euskadi, añade, "hay 200 personas que han matado y no se les ha pillado. Estas conviven con nosotros y puede que sean amigos nuestros. De esto va Purgatorio: ojalá hubiese más que dijeran fui yo y estuvo mal".

En ese sentido, Sistiaga cree que hay etarras arrepentidos, aunque no lo hayan dicho públicamente, como también cree que hay policías que torturaron y también se arrepienten, como recoge el libro. "Y esta es una de las pocas cosas que quedan por hacer bien en el País vasco".