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Álex de la Iglesia: "Todos los males de la humanidad pasan por el momento en que decides no pensar en todos, sino en ti"

El director estrena 'Veneciafrenia', una farsa que usa el terror para hablar del egoísmo, el individualismo y la turismofobia

El director, productor y guionista de cine español y director de "Veneciafrenia" Álex de la Iglesia (i) asiste al estreno de la nueva película de terror, "Veneciafrenia", / LUCA PIERGIOVANNI (EFE)

El director, productor y guionista de cine español y director de "Veneciafrenia" Álex de la Iglesia (i) asiste al estreno de la nueva película de terror, "Veneciafrenia",

Lo carnavalesco siempre ha estado presente en el cine de Álex de la Iglesia, influido quizá por la antropología de Julio Caro Baroja, por la filosofía que estudió o por la propia curiosidad de un director que ama el exceso, lo bello, lo horrendo, el esperpento, la comedia. Elementos que ha ido desarrollando a lo largo de su filmografía y que ha encontrado en Venecia, ciudad donde ambienta su última película, Veneciafrenia, una cinta de terror, un gótico moderno con elementos del slasher. "Venecia siempre ha sido la capital del exceso en todos los sentidos y como cineasta tengo cierta tendencia al exceso. Me gusta lo exagerado, lo histriónico, la farsa, la pantomima. Eso es Venecia. Es la capital de la comedia del arte, del Carnaval, donde la gente se disfraza para hacer lo que quiere por la noche. A mí me parece el lugar idóneo para hacer una película de terror", explica en una entrevista en la Cadena SER.

"Todo lo bello oculta un lado siniestro, por eso es bello. Venecia nos gusta porque da un poco de miedo. Venecia es maravillosa, pero cuidado porque hay ratas, Venecia es maravillosa, pero cuidado que te puedes hundir, cuidado no salgas de noche. Todo eso lo hace más interesante y más bello. Eso ha sido así desde siempre. Es un lugar al que han tenido a ir la gente más abierta de mente, los pensadores, la gente perseguida. La ciudad con mayor apertura de costumbres del mundo. Hay corrupción, pero también diversión, placer y dolor. Es un lugar en el que se vivía mucho más que en cualquier sitio de Europa y, al mismo tiempo, se moría más, por la peste, por el asesinato. No hay un lugar más fascinante", añade.

En Venecia ha ambientado la historia y ha rodado esta película en un rodaje post pandemia donde se cruzaban con Tom Cruise rodando Misión imposible. "Yo he rodado en Rialto, pero no le he hecho un general. ¿Para qué? Todo el mundo sabe lo que es. Es maravilloso y sufrí mucho quitándolo, pero no quería contar el punto de vista turístico". Y es que la Venecia de Álex de la Iglesia es luminosa, pero se cae a trozos, es divertida, pero también es un lugar de muerte.

La película nos presenta a un grupo de jóvenes españoles que se va de viaje a la ciudad italiana en plenos carnavales. Lo van a dar todo, con sus guías bajo el brazo quieren emborracharse, ligar, hacerse selfies en la Plaza de San Marcos y lo que surja. Son Ingrid García Johnson, a punto de casarse con un novio repipi, Silvia Alonso, la amiga buenorra, Goize Blanco y Alberto Bang. Pero la ciudad no es lo que esperan: bajo las máscaras venecianas y los disfraces se esconden unos lugareños cansados de los turistas y en pie de guerra. "Soy un turista más. es un poco un odio a mí mismo. Es lo bueno que tiene la farsa, que exagera las cosas para desnudarlas y darte cuenta de que eres uno de los personajes, que tú también formas parte de esa comedia dantesca"

Un argumento que al director le sirve para ahondar en uno de los debates sociales que viven las grandes ciudades: el de qué hacer con el turismo. "Yo también sufrí eso en Venecia. Tengo que contar que yo también me he dado cuenta de que soy uno más de los que está destruyendo la ciudad. La película plantea eso. ¿Qué pasaría si cerramos la ciudad a los turistas? Sería entrar en ese debate de si hay que disfrutar de las cosas o degradarlas con nuestra presencia", reflexiona el director.

Estudiante de filosofía, Alex de la Iglesia suele reflexionar a golpe de géneros sobre la condición humana, sobre las relaciones y los pecados: la envidia, el egoísmo, la lujuria acaban apareciendo en sus películas que esconden a un grupo de gente encerrada en un sitio. "Tendemos a eso, a preocuparnos por nosotros mismos a unos niveles preocupantes. Uno de los personajes no quiere buscar al desaparecido porque no quiere perder el tiempo en eso. Ese rollo egoísta de que queremos nuestro momento especial y que nadie nos lo quite. Todos los males de la humanidad pasan por ese momento en el que tú dices no quiero pensar en todos, quiero pensar en mí. Ese poquito de tiempo, te destruye", incide el director.

En Veneciafrenia surgen las disyuntivas de ayudarse o salir adelante, de cambiar las cosas o de dejarlas morir. "Normalmente el protagonista es un coro, un grupo de gente. En El Bar, 800 balas y normalmente están encerrados en un lugar. En este caso en Venecia. Sí tengo la sensación de contar historias de gente encerrada en un tipo de comportamiento que intenta salir de él. Me cuesta encontrar una respuesta. Las películas son un intento de resolverlo, pero no tengo esa manera. En este caso es mucho peor, porque los que intentan luchar Venecia acaban muriendo, porque se dan cuenta de que eso es imposible". Veneciafrenia, de hecho, es la primera de las películas del sello "The Fear Collection", una colaboración entre Sony y Amazon que busca potenciar el género de terror, que vive según el director uno de sus mejores momentos

"El mejor, muy buen momento, desde mi punto de vista. El terror está más vivo que nunca. Es un género que viaja muy bien y creo que es el que más propuestas nuevas realiza. Me cuesta mucho ver una película original en otros géneros, incluso en eso que yo llamo "género festival". Y luego las que ganan son de terror, porque Titane es una película de terror". Para Álex de la Iglesia, la Palma de Oro de Ducournau, de alguna manera, ha ido legitimando el género. "Hay una visión un poco a primera instancia del género y de la comedia como que no reflexiona demasiado. Parece que son géneros menores porque desatienden la realidad o son una vía de escape, porque la visión directa de la realidad tiene más legitimidad que la indirecta, cuando esta es la visión más artística, en la que tú encuentras la visión que te ayuda a entender tu realidad. A mí el cine social me encanta, sobre todo Ken Loach, pero es ficción. En realidad es el más ficcionado de todos".

El hombre como destructor de todo, el individualismo como el gran villano, son temas de un slasher que aparentemente parece banal, pero como el cine de Álex de la Iglesia esconde referencias literarias, mitológicas y cinéfilas y todo un tratado del apocalipsis humano post pandemia.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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