De profesión, quiosquero: "por mis manos, como decía mi madre, han pasado muchas letras"

Este lunes hemos visitado en nuestro espacio "Un día con..." a Javier Tristán Martin, conocido como Javi el del quiosco. Junto con su hermana Carmen, han heredado uno de los puestos de prensa más populares de Ciudad Real capital, donde también se han ocupado de asar castañas en época otoñal. Más de medio siglo de negocio familiar que ya regentaron sus padres, en plena Plaza Mayor, en el corazón de la ciudad, junto a la fachada del Ayuntamiento. Un lugar privilegiado donde el trasiego de personas es continuo. Prensa, revistas, tabaco, lotería, chucherías y, la última innovación, juguetes para los pequeños de la casa.

Javi no se limita a vender. Lleva toda una vida entre letras, con una fiel clientela, clientes de toda la vida a los que ha cautivado gracias a su simpatía y saber estar. "Tenemos clientes de varias generaciones, abuelos, padres y nietos" señala con mucha satisfacción y nos cuenta que durante la Semana Santa, ha sido un no parar aunque la gente venía a ver procesiones, en realidad. Hemos podido comprobar cómo la gente ha sido responsable "con sus mascarillas", reflexionaba, recordando que no se habla de otra cosa: contando las horas para poder destaparnos la cara, también en interiores.

Este año otra novedad que han entregado al público, desde su establecimiento, las bolsas de papel para no arrojar las pipas al suelo, durante el paso de las imágenes de la Semana de Pasión. Confiesa que en su condición de costalero, es fundamental que las calles estén limpias para no sufrir ningún percance "los cigarrillos, la cera o las pipas pueden causar alguna herida a muchas personas que procesionan descalzas".

"No cerramos a mediodía"

El día a día, comienza temprano, a partir de las 8 de la mañana hasta las 10.30 de la noche, con la particularidad de que "no cerramos a mediodía", para prestar un servicio más completo. Javi nos cuenta que ni siquiera en pandemia cerraron el chiringuito. Como servicio esencial se afanaron en llevar a domicilio la prensa, especialmente para las personas mayores que están acostumbradas a leer el periódico, cada día. "Lo llevábamos a la puerta de casa en bolsas, perfectamente higienizadas".

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Durante nuestra conversación radiofónica, más de una decena de personas se han acercado a adquirir su revista o un recibo de lotería, y para cada uno de ellas, el dicharachero quiosquero, ha tenido un saludo cordial y palabras cariñosas. Confiesa que "cuando un trabajo te gusta, no es ningún sacrificio, este quiosco nos ha dado de comer a nuestra familia" y aunque apenas han disfrutado de unas vacaciones, estar al pie del cañón los 365 días del año ha sido todo un placer, nos cuenta con la sonrisa que nunca se desdibuja de su cara.