Hoy por Hoy A CoruñaHoy por Hoy A Coruña
Ciencia y tecnología | Actualidad

Un recorrido por la historia de los molinos de A Coruña con ojos de científica

En Coruña Científica, Bibiana García nos habla sobre los molinos de viento de nuestra ciudad

Coruña Científica, con Bibiana García (19/04/2022)

Coruña Científica, con Bibiana García (19/04/2022)

07:39

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1650352214474/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

A Coruña

Aunque ahora solo quede un molino de viento que está en el parque de Santa Margarita, hubo un tiempo en que en A Coruña casi tenía uno por barrio, a donde los vecinos acudían a moler cereales de forma habitual. ¿Por dónde estaban?

Entre los molinos de viento más antiguos de la ciudad, que datan de 1525, había uno dentro de la Ciudad Vieja y el resto se ubicaban fuera de sus murallas. Hacía 1550 ya había cinco en funcionamiento, que estaban repartidos, como decimos, uno dentro de las murallas, otro en la zona de Zalaeta, otro en el Orzán, el cuarto por la actual calle Riego de Agua y el último en la zona de Atocha-Santo Tomás. Hasta el siglo XVIII no aparecen los molinos de Santa Margarita y A Gramela, cerca de la actual plaza del Comercio. De hecho este último estuvo en pie hasta 1984, cuando se desmontó y se guardó.

Creo que hay algún proyecto para recuperarlo promovido por los vecinos del Agra.

¿Todos estos molinos de los que nos hablan eran privados, y allí la gente pagaba para que le molieran su cereal?

Sí, en general era trigo, y por lo que he descubierto estos días, al parecer en bastantes ocasiones el propietario del molino se quedaba con parte del trigo que los vecinos le llevaban a moler, así que por ley empezó a ser obligatorio ir a lo que se llamaba la Casa del Peso a llevar el cereal a pesar antes de molerlo y después volver allí a pesar la harina, para evitar que hubiese esos engaños. Incluso era delito que el molinero aceptase cereal que no había sido pesado oficialmente. Digamos que era una actividad privada pero con supervisión pública.

Y ya entrando en la ciencia, que es de lo que va esta sección, ¿cómo funciona un molino de viento?

Pues como todo el mundo sabe el viento mueve las aspas del molino, y de ahí sale un eje hacia el interior que a su vez mueve una rueda dentada que encaja en grandes piedras circulares, las llamadas muelas, que también mueve. Así se consigue transformar la energía eólica del viento en energía mecánica. Para imaginar el proceso puede ser útil pensar en algo que nos es más cotidiano, en cómo una catalina de una bicicleta y la cadena encajan, y en cómo se mueve la rueda gracias al pedaleo. Volviendo el molino, el trigo, o cualquier otro tipo de cereal que se quisiera moler, se colocaba entre esas grandes piedras a través de un conducto y, al girar una sobre otra, lo trituraban, transformándolo en harina. Esa harina iba cayendo por un hueco llamado tolva, y se acababa recogiendo en sacos. El desarrollo de los molinos en A Coruña llegó hasta 1832, así que se usaron durante más de tres siglos.

¿Y por qué dejaron de utilizarse?

Se acabaron abandonando hacia finales del siglo XIX, en 1870, porque ya no resultaban rentables. A medida que la harina ya venía molida de procedencia, los molinos de las fábricas tomaron el relevo del trabajo que se hacía en aquellos molinos urbanos, que no solo había en A Coruña, sino también en toda la comarca. De hecho, en muchos casos la demanda de moler cereal era tan grande que había que recurrir a molinos que estaban situados fuera de la ciudad.

¿Por dónde estaban esos otros molinos?

Pues por ejemplo, algunos de agua, ya no de viento, estaban a lo largo del río Mero, en Betanzos, Bribes o Acea de Ma, este último de hecho se llama así por haber tenido un molino, ya que «acea» es molino de agua en gallego. En estos casos en vez energía eólica se utilizaba la energía hidráulica que suministra el agua del río, pero el resto del funcionamiento era similar. Hoy en día en A Coruña solo nos queda de recuerdo de aquella época y actividad, como bien decías al principio, el del parque de Santa Margarita. Y si el de A Gramela se acaba recuperando, tendremos otro.

Si los molinos de la ciudad no llegaban, es que el consumo de cereal era muy elevado, ¿no?Es que los cereales son uno de los pilares de la alimentación, contienen sobre todo hidratos de carbono, y según la OMS los hidratos de carbono deberían suponer el 55 % de nuestra dieta diaria. Y no solo tienen hidratos de carbono, también presentan proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Por cierto, que los cereales, que a lo mejor nunca nos hemos parado a pensar qué son, son los frutos con forma de grano de los que se pueden obtener harina que producen las plantas gramíneas. Y ahí entran, además del trigo, el maíz, el arroz, la cebada, el centeno, el mijo… Hoy en día se consumen sobre todo en países pobres y en vías de desarrollo, no solo para humanos sino también como alimento para el ganado.

Pues todo lo que aprendemos gracias a la ciencia de los molinos de viento, que no hace tanto adornaban el paisaje de nuestra ciudad.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00