Bilbao

Día a día los vecinos con movilidad reducida de Santutxu tienen que lidiar con escaleras y pendientes que convierten su paseo en una odisea. Muchos de ellos llevan años reclamando al Ayuntamiento de Bilbao la mejora de las vías para que todas ellas sean accesibles. Antonio Izquierdo, miembro de Fekoor, y Jesus Mari Virto, miembro de Gorabide, son dos de ellos.

Con esta problemática presente, más de 100 alumnos del colegio Berrio-Otxoa han trabajado durante siete meses y creado un mapa del barrio con las barreras arquitectónicas que hay. “El proyecto tiene varias fases. La primera fue la de sensibilización. En la segunda, la recogida de datos, comenzamos a medir aceras, pasos de peatones y portales, así como comercios del barrio”, explica María Ulibarri, educadora social del centro y coordinadora del proyecto. Y es que, tal y como describe Pedro Alonso, miembro de ASPACE, el problema sobrepasa los espacios públicos y afecta ya a niveles cotidianos y necesarios de su vida, como hacer la compra: “La mayoría de comercios tienen escalones y es muy complicado acceder. Tienes que llamar a la dependienta para que te salga a atender a la calle y la dificultad que tenemos es que no podemos ver los artículos”.

Con sillas de ruedas cedidas por diferentes asociaciones, entre ellas ASPACE, Fekoor y Gorabide, los alumnos pudieron enfrentarse a los retos que se enfrentan a diario las personas con movilidad reducida. “Yo no sabía lo que era vivir esto, y al coger la silla de ruedas y ponernos en su piel nos dimos cuenta de la cantidad de obstáculos que tienen durante el día a día y del problema que supone que tengan que estar todo el rato pensando por dónde pueden ir y por dónde no”, añade Aitana Iglesia, alumna del centro. Una vez experimentada la sensación y recogidos los datos, estos están siendo analizados por los alumnos y trabajados en cada una de las asignaturas del curso.

En la asignatura de lenguaje están redactando el informe que posteriormente será presentado a las autoridades, en la de economía están formulando reformas hipotéticas que los negocios de barrio podrían hacer para ser más accesibles y en la de matemáticas están calculando la pendiente de las cuestas más pronunciadas. Ibai Ruiz Ruiz, alumno del centro, avisa que muchas de estas pendientes pueden llegar a suponer un riesgo para algunas personas: “Si no tienes ningún tipo de impedimento para poderte mover esto es algo en lo que no piensas. Pero sí que hay muchas calles que suponen un peligro para ellos. Para evitar el riesgo deberían de ir acompañados por otra persona, y esto no es siempre posible. Por eso es necesario adaptar todas estas cuestas y escaleras”.

La plataforma web

Los datos están siendo volcados en la plataforma Open street map donde se pueden encontrar rutas alternativas para sortear estos desniveles. “En esa plataforma nos aparecen las rutas accesibles en verde, las poco accesibles en amarillo y las no accesibles en rojo. Por lo tanto, una persona con movilidad reducida podría consultar la ruta por la que quiere ir dependiendo de su grado de accesibilidad”, explica. El 6 de junio este proyecto y sus conclusiones se presentarán al ayuntamiento para intentar conseguir entre todos un barrio más accesible.