María Galiana: "Tengo el mismo ímpetu que cuando me iba a dar clases al instituto"

Aranda de Duero

Este domingo llega a Aranda 'El Abrazo', una obra adaptada que nos habla de lo que pudo ser y no acabó siendo. Y es que la vida está repleta de expectativas e ilusiones que no siempre se cumplen. Pero lo que sí se hará realidad es la representación de esta función por parte de una reconocida y querida actriz como María Galiana, con la que hemos repasado ese 'Abrazo', una parte de su larga vida sobre los escenarios, y también su paso por la capital ribereña, que se ha dado en más ocasiones.

La veterana actriz, tan agradable como luce habitualmente en su papel de abuela de los Alcántara en 'Cuéntame', recuerda sus pasos por esta tierra. "La última vez que estuve en Aranda fue con Juan Echanove en Conversaciones con Mamá, pero estuve también otras ocasiones, otras tres o cuatro veces. Cada función nueva que he hecho casi he ido a Aranda", reconoce. En esta ocasión, su abrazo, por mucho que pueda ser una comedia romántica, "tiene una característica que es rememorar aquel hijo que esa pareja llegó a planear pero que no llegó a efecto", por lo que considera que es una representación "muy actual y adaptada a los tiempos", con un gran sentido del humor, como el que ella procesa recordando respecto a los dos años previos de pandemia que en esta ocasión "ya no hace falta usar mascarilla".

Nunca mira al público

Galiana, a sus 86 -casi 87 años- tiene cuerda para rato. Pero cuando sale al escenario tiene una máxima: no mirar al público. "Hay gente a la que le gusta, pero a mí lo que me gusta es meterme en el rollo de lo que hago. Cuando ya al final encienden las luces y veo que está lleno digo: ¡Caray! Yo salgo a escena y será que las luces me deslumbran o la oscuridad es algo que no tengo cariño, pero nunca miro al público, y me encanta esa actitud mía porque siento que nunca me desconcentro, y para mí eso es cómodo y me anima, y eso que yo desde que se inicia la función nunca estoy fuera del escenario. Es un poquito cansado", ríe. Y la edad nunca le frena. Aunque le cambia. Porque sí afirma que "siempre tengo el mismo ímpetu de cuando me levantaba -y me levanto- a las siete y me iba a dar clases al instituto", pero "pasa que cuando estamos yendo al teatro, pienso que me podría quedar merendando en esta cafetería con esos pastelitos".

Pasión por la docencia

María ya desde joven probó el teatro, por lo que ha sido un amor eterno. "El escenario no es una cosa rara, pero he sido 40 años profesora, desde los 60 hasta el 2000 que me jubilé con 65 años, porque he estado hasta el final. Y no lo echo de menos porque siempre me ha gustado la docencia, y aunque me gustaba el teatro, nunca he echado de menos la vida de las actrices de vivir para la interpretación, nunca me ha llamado la atención hasta el extremo de dedicarme siempre a eso", expresa, satisfecha por todos esos alumnos que ha forjado satisfactoriamente. "Hay que hacer lo que a uno le gusta, porque es lo que realmente acaba siendo positivo, a la larga. Siempre me ha gustado el arte, y he disfrutado enormemente yendo con los alumnos al museo, viajando, poniendo diapositivas en clase... Y eso ya no me lo puede quitar nadie. Los padres tienen que pensar en lo que los hijos van a disfrutar en esa enseñanza que les gusta", añade.

Su papel en Cuéntame

Lo dejamos para el final, porque suele ser la pregunta que más le repiten, y puede que hasta le canse. Pero su papel de Herminia en Cuéntame es pura historia... ¿Está harta ya de esa interpretación tras 20 años en pantalla? "Esto es como todo, hay que agarrar el toro por los cuernos y hacer el trabajo que le ofrecen a una. Yo siempre lo digo, qué ajena estaba yo cuando hacía la película 'Solas', que yo no tenía aún 65 años y me dieron ese Goya. Yo estaba bien, tenía aspecto de señora cincuentona. Pensé 'yo ya tengo posibilidades infinitas en el cine', y más que ahora se han abierto trabajos como juez en el cine, que siempre lo hacían los hombres. Nada de eso he hecho. Ni he hecho una película de protagonista. Si en 2001 me llama Tito Fernández y me ofrece esa serie, pues yo me di con un canto en los dientes. Llevo 20 años con un trabajo bueno y seguro. Si me hubiera llegado una película igual había pedido una excedencia. Pero no ha sido así. Una persona que tenga éxito y consiga como yo premios importantes como un Goya, no debe confiarse en que eso le hará un camino abonado para trabajar, porque eso no es verdad", sentencia, en una charla que puede reproducirse en el audio que encabeza la información.

Únete al canal de WhatsApp de la SER