Opinión

Todo el mundo roba

La firma de Evaristo Arzalluz en la SER

Todo el mundo roba

Aranda de Duero

Hoy en día, uno tiene la sensación de que todo el mundo roba. Roban los de arriba, el rey Emérito por ejemplo, roban los de abajo… El otro día le pillé un vecino con un carrito de Mercadona en el trastero. Roban los de la derecha, roban los de la izquierda, roban los del fútbol y entonces me acordé de una antigua leyenda griega que cuenta cómo cierto pastor llamado Giges, se encontró en el fondo de un barranco un anillo, se probó el anillo y descubrió que era mágico porque le convertía en invisible.

Qué hizo fijes pues muy sencillo, sedujo a la reina, mató al rey y se hizo con el reino. Esta leyenda la comentaban entre sí dos hermanos filósofos, uno Platón, muy conocido, y otro Glaucón. Glaucón sostenía que todo el mundo actuaría igual porque si nos robamos es por conservar nuestra reputación, por el miedo a ser descubiertos. Pero si tuviéramos la garantía de no ser descubiertos todos robaríamos.

Pero Platón decía que no. Que había gente íntegra que si no roba es por mantener su integridad, no solo su reputación porque saben que hacer el mal te convierte en malo, y que deberían ser estas personas a las que habría que encomendar las tareas de gobierno, de administración del Estado. Pues bien, como yo tenía mis dudas, he hecho una pequeña encuesta y he hecho dos preguntas, ¿Quién tiene razón?

Y todos me han contestado que Platón, que seguro que hay personas íntegras. Segunda pregunta, ¿si tú te encontrarás el anillo qué harías? La respuesta también ha sido unánime: Reconozco que robaría aunque poco. Y yo pregunto, ¿por qué poco? Porque si no te van a descubrir roba todo lo que puedas.

Bien, la conclusión es que los dos hermanos tienen razón. Glaucón tiene razón porque todos tendemos al mal, y platón tiene razón, porque todos sabemos que en el fondo robar está mal. Por tanto la conclusión es la importancia de la labor de los medios de comunicación, de los maestros, profesores, de la sociedad en general… Para difundir las dos cosas. Una, que como todos tendemos al mal, debe haber una vigilancia estricta por parte de medios de comunicación, jueces, para que los que tienden a robar que somos todos tengamos miedo a perder esa reputación y a ser descubiertos. Y dos, importancia de profesores, maestros, padres, para inculcar en nuestros jóvenes que hay cosas que están mal.

De esa forma, viviremos en una sociedad que no es hipócrita, porque reconoce esa tendencia al mal, pero sana, porque también reconoce que hay cosas que están mal.

Un saludo