El libro del día

Barcelona

¿Se han fijado en lo que le pasa cada sábado a Rafa Panadero? A muchos nos ocurre lo mismo todos los días. Son los discos. Las canciones. Es la música la que escribe la actualidad. No hay noticia ni suceso particular que no acaben humillados por la necesidad eterna de escuchar música. Esa eternidad nace en la adolescencia. Entonces, los veinte minutos de la cara de un vinilo no los marcaba el minutero del reloj, con su andar a trompicones. Era el brazo del tocadiscos el que avanzaba como una hormiga ciega, salida de una novela de Ramiro Pinilla. Hablar de música viene al caso porque hoy es el día del libro. Siempre pasa lo mismo, por la mañana se empieza con el día del libro y a la noche ya se trata del libro del día. En el colegio, el día de Sant Jordi nos daban un Tigretón y se anunciaban los ganadores del concurso de dibujo. Lo que más se representaba era a Sant Jordi luchando con el dragón. Aquel concurso lo ganaban los mismos cada año, y de esta manera nos fue calando la idea de que había que aceptar el destino. El colegio es un lugar peligroso. Concursos de redacción se hacían pocos. Eran menos alegres. Sucede así porque escribir no es tan normal como dibujar. Tiene algo de brazo de tocadiscos que salta. En el fondo, lo sensato es leer. Lo más parecido a leer es escuchar música. Por eso son dos aficiones que van juntas. Nos leíamos los discos. Por fuera en la funda, y por dentro en la letra diminuta del sello. Era común ver gente por la calle con un libro o un disco en la mano, también se parecían en esto ambos objetos. Porque la cultura se había convertido en algo que podía llevarse en la mano, y así se hacía real y accesible. ¿Se han dado cuenta de que hoy cuando dan la temperatura ya no dicen “el frío” sino “la sensación de frío”? Vivimos tiempos de sensación de cultura.