Respuesta colectiva contra las casas de apuestas
Una comunidad de vecinos de Antequera se organiza para evitar la apertura de un salón de juegos en su edificio. Pepe del Amo, coautor del libro 'La apuesta perdida', alerta del impacto de estos locales en los barrios más pobres.
La comunidad de vecinos de un edificio de viviendas de Antequera (Málaga) protagoniza la última respuesta organizada contra las casas de apuestas. A finales de febrero recibieron una notificación del alcalde en la que se les informaba de que una empresa de juego había presentado una solicitud para instalar uno de sus establecimientos en el local que hay debajo de su bloque. Después de semanas coordinándose y buscando asesoramiento, los vecinos han presentado alegaciones en el ayuntamiento para que no conceda la licencia de apertura. En su pelea han contado con el apoyo de vecinos de otros barrios y de organizaciones sociales y políticas.
“Cerca de este local se encuentra un instituto de secundaria, que ha puesto de manifiesto su preocupación, puesto que en la zona en la que se pretende instalar es continuo el paso de escolares al instituto”, comenta en Punto de fuga Fran Matas, concejal de Izquierda Unida en la localidad. Además del instituto, a menos de 250 metros del local también hay una guardería.
Matas explica que todo esto es legal porque hace un año la Junta de Andalucía modificó la legislación y estableció una distancia mínima de 150 metros entre una casa de apuestas y un centro educativo. Una distancia que este concejal considera “insuficiente” para prevenir a los jóvenes “del serio problema de la ludopatía”. Por eso, pide que los ayuntamientos tomen la iniciativa y amplíen esa distancia mínima en su normativa municipal.
Masificación en los barrios obreros
Para Pepe del Amo, coautor, junto a Cristina Barrial, del libro La apuesta perdida. Ludopatía, ciudad y resistencia (Bellaterra Edicions), una medida legislativa que avance en esta dirección, aunque necesaria, no terminaría de atacar la problemática que hay detrás de las casas de apuestas. “Aunque la hubiera, y puede ser condición de posibilidad para que las cosas estén mejor, no resuelve los problemas de fondo que hemos intentado analizar e investigar con el libro”, señala.
Uno de ellos es la lógica con la que operan estos negocios en las zonas con menos renta de las ciudades. “Hay una evidente masificación de este tipo de locales en los barrios de clase trabajadora”, afirma Del Amo. Según explica, las empresas del juego se aprovechan de la complicada situación económica que se viven en estos barrios para lucrarse: “No es un negocio cualquiera, sino que está conducido a hacer a la gente ludópata, que se enganche al juego. Y a reproducir unos beneficios a costa de las condiciones de existencia en esos barrios”.
En su libro, los autores defienden una respuesta colectiva a las situaciones que llevan al individuo a las casas de apuestas. “La primera solución para salir de eso es pensar que uno no está solo. Que los problemas que estoy viviendo los comparto con otras personas y que en esas causas compartidas es donde nos reconocemos”, concluye Del Amo.