La palabra como arma en la reconquista de Alcoy
Ricard Sanz se despide como embajador cristiano con una sentida declamación abrazada por la gran ovación del público
Alcoi
Los moros y cristianos siguen inmersos en la lucha por conseguir ser los dueños de estas tierras. Esta tarde, en Alcoy, se ha vuelto a recrear aquella batalla de 1276 con otro intento de conquista a través de la palabra.
La plaza de España ha sido el epicentro de la representación que se ha iniciado pocos minutos después de las 16:30 horas cuando ha accedido hasta los pies del castillo el jinete de la Filà Muntanyesos. En su mano mostraba a los centenares de espectadores la carta que le envía su capitán a las huestes de la media luna con el propósito de que abandonen estas tierras y dejen paso a los cristianos.
El capitán moro no ha dudado ni un momento en rechazar esta oferta rompiendo el pergamino. Momento en que el emisario cristiano ha iniciado el camino de vuelta a su asentamiento para decirle a los suyos que los moros no han aceptado la oferta.
Mientras los sarracenos esperaban la llegada de la respuesta de las tropas de Al Azraq, a los pies de la fortaleza festera se ha interpretado la fanfarria Alcoi, ma patria de José María Valls.
A las 16:55 horas, el séquito cristiano, con su embajador al frente, ha hecho su entrada a la plaza para intentar negociar la rendición de los moros. Ricard Sanz, en este punto, ha iniciado la que ha sido su última embajada puesto que este año termina como embajador cristiano.
Centenares de personas han seguido con emoción esta declamación que ha ido in crescendo a medida que el embajador cristiano iba “negociando” con el capitán moro de la Filà Cordón, Rafael Tortosa, para que las huestes de la media luna abandonaran la ciudad. Al final, ha llegado el momento cumbre de esta “batalla dialéctica” entre el embajador cristiano y Óscar Martínez, el embajador moro, que ha terminado sin acuerdo y con la declaración de la guerra. Tres años después, en esta céntrica plaza, ha resonado con fuerza la firma de este conflicto cuando Martínez ha dicho: “Di a los tuyos, ¡guerra, guerra!” y Sanz ha respondido: “Di a los tuyos, ¡armas, armas!”.
Las centenares de personas que se habían concentrado en la plaza de España han reconocido la escenificación con una ovación que se ha vuelto, también, en homenaje a Sanz.
El embajador cristiano, muy emocionado, ha querido agradecer este reconocimiento bajándose del caballo y respondiendo a las muestras de cariño que estaba recibiendo. Sanz que, ya sin el casco, ha realizado a pie el camino de regreso al asentamiento de las tropas de la cruz.
Ambos bandos, de nuevo, se han enfrentado en la batalla de arcabucería que conducirá a la reconquista de estas tierras de Alcoy por parte de los cristianos.