Black Mirror en el Ayuntamiento de Gijón
El comentario de Marisol Delgado en 'La Ventana de Asturias' (25/04/22)
Asturias
Hace unos días recibí una llamada en mi móvil personal en la que me contaban algo relacionado con criptomonedas. Como no tengo ni repajolera idea del asunto (ni quiero tenerla), educadamente dije que no me interesaba, pero, justo antes de colgar, la voz al otro lado del auricular me aseguró tajante que me seguirían llamando. Bloqueé el número, por supuesto, aunque lo que más me perturbó no fue la amenaza, fue que supieran mi nombre completo…
¿Quién les facilitó esa información?
La vieja idea –creo que de Hobbes–, de que quien tiene la información, tiene el poder, sigue hoy más vigente que nunca. Quizá sea por eso por lo que se ha producido el ciberataque al Ayuntamiento de Gijón.
Dicen quienes saben de estos temas que, aparte de la simple búsqueda de reconocimiento por parte de los hackers, puede haber varias razones por las que se puede producir un ataque informático: una, para conseguir dineros; otra, para saber cosas de la competencia; una última razón sería la relacionada con la posibilidad de disponer de información sobre todo bicho viviente, ya sea para ofrecerle cualquier producto, ya sea para poder utilizar la información recogida según cuándo y cómo interese.
Cuando pienso en piratas informáticos, me vienen a la cabeza los simpáticos chavalillos aquellos que espiaban para el gobierno en la serie “The Good Wife”, más interesados en cotillear y ver vídeos virales de cabras por el monte que de la seguridad.
Sin embargo, la actualidad de espionajes, ciberataques y demás no resulta tan amable, más bien nos indica que, donde realmente nos encontramos es en aquella serie de “Black Mirror”. Y no deja de ser ciertamente inquietante.