La Cultura
La Firma de Tomás Martín

"La cultura", la Firma de Tomás Martín
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Palencia
Buenos días. Me decidí por tregua y una pequeña editorial de Palencia, palabra y frase que hallé entre la amplia gama de vocablos y citas que llegaron a mis oídos la semana pasada. La primera, tan efímera ella, que vino de la mano de la celebración del Día del Libro, hizo honor a su significado, abrió un paréntesis y, olvidándose del desencanto que nos rodea, me invitó a sumergirme en el mundo de las letras; la segunda, frase pronunciada por el rey en su discurso tras la entrega del Premio Cervantes en el paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares, hizo que me sintiera orgulloso de ser paisano de un editor palentino, presente en el acto, editor precisamente de la obra de la galardonada con tan prestigioso premio.
A pesar de mi natural republicano, he de agradecer a Felipe VI que nos pusiera en el escaparate de la cultura. Acostumbrados como estamos a vernos con demasiada frecuencia protagonistas tristes de la realidad (de ahí la tregua), resultó reconfortante escuchar de su boca el nombre de nuestra provincia en tan solemne acto y por tan singular motivo.
¡Ay, la cultura!, hermana pobre de nuestros conocimientos colectivos. Aquí, en nuestra Palencia, tenemos, afortunadamente, ventanas abiertas a su amplio mundo; incluso me atrevería a decir que son ventanales, luminosas galerías desde donde poder contemplarla e invitarle a entrar en nuestro interior. Baste, sin olvidarme del resto, con unos pocos ejemplos: La Biblioteca Pública de la calle Eduardo Dato, los Cines Ortega y Avenida, la Universidad Popular... Lo público y lo privado a disposición de los palentinos para uso y disfrute.
Zygmunt Bauman, dijo: Hoy la cultura no consiste en prohibiciones sino en ofertas, no consiste en normas sino en propuestas. Tal como señaló antes Bourdieu, la cultura hoy se ocupa de ofrecer tentaciones y establecer atracciones, con seducción y señuelos en lugar de reglamentos, con relaciones públicas en lugar de supervisión policial: produciendo, sembrando y plantando nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber.
Dejémonos seducir por ella, por sus tentaciones y atracciones y hagamos que todos los días sean días para asomarnos a su mundo y disfrutarla, aunque «solo sea un ratito», como ocurre con la felicidad.
Saludos y feliz semana, a pesar de la impenitente demografía.




