A la búsqueda del último neandertal en Zafarraya
Málaga
La Cueva del Boquete de Zafarraya, descubierta por el arqueólogo Cecilio Barroso en 1981, es uno de los pocos yacimientos españoles que han proporcionado fósiles de neandertales, la especie humana más cercana a la nuestra, desaparecida hace unos 40.000 años. Concretamente en Zafarraya, Barroso descubrió una mandíbula completa y un fragmento de fémur que se exhiben actualmente en las vitrinas del Museo de Málaga. Hace un par de semanas un equipo formado por investigadores de instituciones de Alemania, Francia y España y con la autorización de la Junta de Andalucía, volvieron a visitar esta pequeña cavidad situada en la sierra de Alhama, en el término municipal de Alcaucín, para llevar a cabo una actividad arqueológica con el objetivo de encontrar restos de ADN que pudieran resolver el dilema sobre la extinción de los últimos neandertales. Para ello los investigadores tomaron 300 muestras de sedimentos para buscar la presencia de ADN de homínidos, que pudiera evidenciar la historia de los habitantes de esta cueva. Y es que a partir de los datos y fechas ofrecidos por algunos yacimientos, ya se ha concluido que los neandertales europeos tuvieron su último refugio en el sur de la Península Ibérica ante el avance de los humanos modernos
Esta actividad arqueológica en el Boquete de Zafarraya ha sido realizada por investigadores de la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana, la Universidad de Málaga, el Departamento de Prehistoria del Museo Nacional de Historia Natural de París y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania). La delegación alemana ha estado encabezada por Matthias Meyer, líder del grupo de Técnicas Avanzadas de Secuenciación de ADN del Instituto Max Planck, que va a utilizar en Málaga una innovadora técnica para la extracción de ADN antiguo y que abriría nuevas vías de investigación incluso en yacimientos prehistóricos sin restos esqueléticos. El procedimiento ya se ha llevado a cabo con éxito en yacimientos paleolíticos tan relevantes como la cueva siberiana de Denisova, cuyos análisis han permitido deducir la existencia de una tercera especie humana (los denisovanos) que coexistió con los humanos modernos y los neandertales, demostrando además la existencia de hibridación entre dichas especies
La desaparición de los neandertales y la llegada de los humanos modernos a Europa siguen siendo objeto de controversias. A partir de estudios moleculares se conoce que ambas especies se cruzaron, de modo que todas las poblaciones no africanas conservan en la actualidad una aportación neandertal de hasta un 3% en su genoma. Pero el hecho de que hace unos 40.000 años se pierda el rastro de los neandertales en el registro arqueológico, mientras empiezan a aparecer evidencias relacionadas con los humanos modernos, ha provocado diferentes interpretaciones, desde el exterminio de los neandertales por parte del Homo sapiens hasta su aislamiento y posterior extinción por los efectos perniciosos de una cada vez mayor tasa de consanguinidad. No obstante, las nuevas investigaciones están evidenciando un panorama más complejo: los recientes descubrimientos de la Grotte Mandrin, en el suroeste de Francia, demuestran la presencia de Homo sapiens ya en Europa hace más de 50.000 años. De este modo, la línea de investigación molecular iniciada en el Boquete de Zafarraya, puede contribuir a aclarar este debate sobre las especies humanas que habitaban la Península Ibérica en torno a los 40.000 años y las posibles relaciones entre dichas especies