Sociedad

“Al principio tenían miedo, sonaba la sirena y se asustaban, pero ahora se están adaptando a Mota”

El CEIP Virgen de Manjavacas, en Mota del Cuervo, acoge a 15 niñas y niños ucranianos que llegan de la guerra para vivir en La Mancha

Cartel realizado en el colegio para mostrar apoyo a Ucrania / CEIP Virgen de Manjavacas

Las Pedroñeras

En estos últimos meses, muchas familias ucranianas han llegado a la comarca de La Mancha huyendo de la guerra. Varias localidades, como Villarrobledo o Mota del Cuervo, han recibido a bastantes personas, muchas de ellas con niñas y niños que precisaban de escolarización.

Y es que solo en el provincia de Cuenca, de donde son muchos de nuestros pueblos, hay 110 niños y niñas, provenientes de Ucrania, matriculados en centros escolares, según contaba ayer la Delegación de Educación.

Uno de los municipios que más menores ucranianos tiene en sus aulas es Mota del Cuervo. El colegio Virgen de Manjavacas, actualmente cuenta con 15 alumnos y alumnas ucranianas que han ido llegado progresivamente. Esto ha permitido ir adaptándose por parte del centro a esta suma de alumnos que, además, no entendían el español.

Gema Manjavacas, secretaria y orientadora del colegio, comenta que, la llegada de estos niños y niñas "fue algo sorprendente, porque sabemos que hay muchas familias ucranianas en Mota residiendo aquí muchos años pero, de un día para otro, se empezaba a escuchar que venían más familias en camino".

Creía que todos los pueblos de la comarca estaban recibiendo el mismo número de niños, "pero, para nuestra sorpresa no. La mayoría de ellos están aquí escolarizados, tenemos a 15 niños", destaca Manjavacas.

"La primera vez que sonó la sirena se asustaron bastante"

Fueron otros compañeros ucranianos, que ya estaban en el colegio, los que ayudaron a comunicarse tanto a los profesores, como a los alumnos recién llegados de Ucrania.

Y es que, según cuenta Leticia Chillarón, profesora de inmersión lingüística y encargada de enseñarles el español, los niños y las niñas llegaron con mucho miedo por lo que habían visto en su país. Afirma a Radio Azul que, emocionalmente "al principio venían muy asustados, no entendían nada de lo que les decíamos y venían de una situación donde veían cosas que no les gustaban".

Aprovecha para explicar que, tal era el miedo, que "la primera vez que sonó la sirena del patio se asustaron bastante y, en clase, estaban muy retraídos. era muy difícil comunicarse y conectar con ellos".

Adaptándose cada vez más

A pesar de ello, están adaptándose de manera positiva a su nueva vida y también al nuevo idioma. Sobre ello, Chillarón dice que están cada vez "más sueltos, más tranquilos y comunicándose cada vez más".

Además, sus otros compañeros los recibieron con los brazos abiertos. Debido a que es una cuestión "que está en todas las televisiones y en casa se habla de ello", cuando el alumnado se enteró que en las clases iban a tener nuevos compañeros ucranianos "los acogieron estupendamente, siempre intentando ayudar".

 
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