La VentanaLa opinión de Carles Francino
Opinión

El refugio de la cultura

"Mientras aquí chapoteamos en el barro de la polarización, y en el cabreo porque la luz, la gasolina, la cesta de la compra… Todo sube, allí sigue muriendo gente, no está mal recordarlo, aunque sea a través del teatro", la opinión de Carles Francino

El refugio de la cultura

Madrid

Hoy he leído a un prestigioso director de teatro, diciendo que la ficción le sirve a veces para resolver cosas que no consigue solucionar en la vida real. Me parece que es una reflexión muy interesante… Quizá por eso el próximo lunes va a estrenarse en Bilbao una obra de teatro de la que hablamos el otro día aquí en la ventana, “The book of sirens”, escrita en un refugio de Kiev, en plena guerra. Seguro que esa obra por sí misma no va a solucionar nada, no va a detener los bombardeos, pero al menos ayuda a que no olvidemos, que no nos despistemos…

Por ejemplo, con todo el follón que ha rodeado el debate sobre el plan anticrisis, por la guerra, y que finalmente se ha aprobado por los pelos. Es un ejemplo sólo, ¿eh? O sea, que aquí podemos enredarnos en todas las broncas que queramos, o que quieran nuestros representantes políticos… A los que hemos elegido nosotros, no lo olvidemos. Pero mientras aquí chapoteamos en el barro de la polarización, y en el cabreo porque la luz, la gasolina, la cesta de la compra… Todo sube, allí sigue muriendo gente. No está mal recordarlo, sólo digo eso, aunque sea a través del teatro.

Igual que no está mal recordar que la misma Europa que abre la puerta a esos ucranianos que Putin ha expulsado de su país… Esa misma Europa mantiene confinados en la isla de Lesbos a más de siete mil refugiados de otras guerras, de otros conflictos que nos quedan más lejos, en condiciones vergonzosas. Y eso también lo recordamos gracias al teatro, gracias a “moria”, seleccionada por cierto como finalista para los premios Max. Espero que esa obra la pueda ver mucha gente, yo la vi anoche en madrid, y pasó algo para mí nuevo: nadie aplaudió al final. Y no porque las actrices y todo el montaje no resultaran de sobresaliente…Sino porque la conmoción, la emoción, la indignación… Y también la mala conciencia, imagino que lo impedían. Así que, bueno, cuando la realidad que nos rodea sea una mierda -como es el caso- siempre podremos encontrar refugio o consuelo en el teatro, en la cultura. Algo es algo.