Corazón y demencia

He comentado ya alguna vez aquí que dos de los principales problemas médicos de las sociedades modernas son el ictus y la enfermedad de Alzheimer. Pues bien, estas dos patologías parecen estar muy unidas, de manera que es mucho más fácil padecer enfermedad de Alzheimer si el paciente ha tenido ya un ictus e incluso si presenta factores de riesgo vascular, como son la hipertensión arterial, la diabetes o el sedentarismo. Para estrechar aún más los lazos entre estas dos enfermedades, sin duda dos de las más habituales a las que se enfrenta un neurólogo cada día, ha aparecido en los últimos años la sospecha de que la fibrilación auricular, un tipo de arritmia cardíaca que en general no supone grandes problemas para el corazón pero que es causa clara de embolismo cerebral, sea también un factor de riesgo poderoso para el desarrollo de enfermedad de Alzheimer. Los médicos aprendimos hace algo más de 20 años que el potencial para causar infarto cerebral de esta arritmia, la fibrilación auricular, disminuye muchísimo cuando los pacientes toman fármacos anticoagulantes. Hasta hace pocos años solo estaban disponibles el Sintrom y sus derivados, pero desde la década pasada hay también en el mercado a disposición de los pacientes otro tipo de anticoagulantes mucho más cómodos y seguros, los llamados anticoagulantes directos. Surge ahora la duda de si el uso de estos fármacos es capaz también de prevenir la enfermedad de Alzheimer en los pacientes que padecen fibrilación auricular. Y los datos obtenidos hasta la fecha parecen sugerir que sí. La fibrilación auricular afecta ya al 2% de la población europea, y en las próximas décadas más de 18 millones de personas en la Unión Europea padecerán este tipo de arritmia, que es hoy la principal causa de infarto cerebral en nuestro país. Si como parece la FA es también un poderoso estímulo para desarrollar Demencia, resulta imprescindible que los médicos aprendamos a valorar siempre en nuestros pacientes, sobre todo los mayores de 65 años, si existe esta condición. Dado que en general el sujeto no tendrá ningún síntoma,

la FA debe sospecharse cuando el pulso es arrítmico y confirmarse mediante un electrocardiograma, que es la prueba que permite observar con detalle el ritmo eléctrico del corazón. En los tiempos modernos que vivimos los nuevos relojes inteligentes incorporan ya la posibilidad de detección de esta arritmia y hay incluso algunas cámaras fotográficas de los últimos modelos de smartphone que son capaces, no solo de captar la belleza de la persona a la que retratamos, sino también y a través del latido de su retina advertir de la potencial presencia de una arritmia cardíaca. Se trata de un claro ejemplo de cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la Salud, y no solo y como por desgracia vemos estos días, para facilitar la capacidad de destrucción del ser humano.