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Riders: lo que hay detrás de un pedido a domicilio

A pesar de la legislación, los propios trabajadores señalan que la figura más común sigue siendo la del falso autónomo. Se tienen que hacer cargo de todos los gastos. Un experto de la Universidad de Zaragoza califica esta nueva realidad laboral de "regreso a la Primera Revolución Industrial"

Una rider mensajera pasa por delante de la cabecera de la manifestación de UGT y CCOO del Primero de Mayo en Zaragoza. EFE/ Javier Belver / JAVIER BELVER (EFE)

Una rider mensajera pasa por delante de la cabecera de la manifestación de UGT y CCOO del Primero de Mayo en Zaragoza. EFE/ Javier Belver

Zaragoza

En bici, en patinete o en moto. Los riders se mueven a toda velocidad por la ciudad de Zaragoza. Mensajeros que siempre van cargados con unas mochilas cuadradas de grandes dimensiones a su espalda. Llevan a domicilio productos de todo tipo, el más común es la comida. Trabajan para empresas que distribuyen el trabajo a través de una plataforma digital.

Es difícil saber cuántas personas hay en Aragón trabajando en este sector porque, como denuncia Gerardo Montori, de Comisiones Obreras, hay un problema de base: la del rider no consta como actividad laboral, "a pesar de las múltiples sentencias que tenemos, aún no se está reconociendo", remarca. Lo más común es la figura del falso autónomo.

Los repartidores de paquetes y comida a domicilio confiaban en que la Ley Rider, aprobada en agosto del año pasado, ayudase a mejorar sus condiciones. Pero como dice Darwin, trabajador de Glovo, esto no ha sido así. "En realidad, se desafía a la ley, desafiando al Estado y pisoteando a los trabajadores".

Condiciones y seguridad laboral

Sobre la mesa, muchas preguntas. ¿Cuántas horas trabajan al día? ¿Cuánto cobran? ¿Quién asume el coste de su medio de transporte para llevar esa comida o paquete a domicilio?

Se dan casos en los que el repartidor debe asumir con el mantenimiento de su moto o patín, vital para el desarrollo de su trabajo. No es lo único, denuncia Darwin, porque asegura que pueden llegar a trabajar 10 horas en un día y cobrar 30 euros.

Ahí se incluye "el mantenimiento de la moto, el combustible, el teléfono, las tasas de autónomos trimestrales... Todo, y ahí no ponen nada; es insostenible". Así, "lo que está pasando es que muchos compañeros se están quedando endeudados con la Agencia Tributaria".

Por eso pelean por tener un contrato y también representación sindical. Trabajadores, recuerda Gerardo Montori, que se exponen a un peligro diario: sufrir un accidente de tráfico.

"No existe un plan de prevención en la empresa y tampoco existe un comité de seguridad y salud, que debería velar por regular las condiciones y los riesgos laborales". Por eso, señala, es prioritario que "tengan una mutua de accidentes a la que poder acudir".

Vuelta a la Primera Revolución Industrial

Nuevos trabajos que el sociólogo laboral de la Universidad de Zaragoza, Francesco Marcaletti, define como una auténtica vuelta a tiempos de la primera revolución industrial.

"Se ven jóvenes pero, sobre todo, personas extranjeras las que realizan estos tipos de trabajo", detalla. "Se está demostrando una nueva economía basada en una forma de explotación, sin control, de trabajo, un regreso a los tiempos de la Primera Revolución Industrial".

El mercado laboral evoluciona. La clave estará en ser capaces de mantener los derechos laborales de los trabajadores.

 
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