Un hombre afortunado y una vida con suerte
La vida en una embajada puede llegar a ser muy ajetreada, Fernando Schwartz publica "Una vida con suerte" sobre la trastienda y lo que hay detrás de trabajar para la diplomacia de un país
Un hombre afortunado y una vida con suerte
Madrid
El mundo de la diplomacia está lleno de ideas preconcebidas sobre la vida que llevan los embajadores cuando están en destino. Al margen de las responsabilidades de ser embajador y representar a un país en el exterior, llegar a una figura de tal calibre permite acceder a una agenda de contactos privilegiada y a un nivel de vida que muchos envidian. El camino tampoco es fácil, la oposición de diplomático requiere muchos años de preparación y una alta cualificación de habilidades, pero su acceso no está a la mano de todos. La endogamia es una de las críticas que más frecuenta este cuerpo y la abundancia de apellidos compuestos en los nombres de sus miembros algo cotidiano.
Fernando Schwartz, diplomático y escritor español, no tiene reparos en reconocer que ha vivido muy bien durante sus años de embajador. Su trabajo le ha permitido viajar por medio mundo y conocer a personas con vidas muy diversas. Sin embargo, Schwartz ha señalado que la profesión de embajador está idealizada, y no cree que como se dice que "hagan poco y trabajen menos".
Algunos de los lugares en lo que trabajó Schwartz fueron Costa Rica, Londres, Nueva York, Kenia o Kuwait. Países que a nivel diplomático se consideran de primer rango y otros de rango inferior. Algo que apunta que hay que ganarse, con años y experiencia. En su caso se trasladó de Nueva York a Kuwait, de la gran manzana a trabajar en medio del desierto. Lo que ha precisado que no tuvo mucha gracia. Y que la misión en función del destino es diferente. "En Kuwait no era tanto la defensa de los españoles, sino la defensa de los intereses nacionales”, explica.
Una agenda en la que estaba hasta ABBA
El diplomático ha remarcado que a pesar de provenir de una familia noble y haberse casado con una prima del Rey Juan Carlos I su vocación seguía una tradición paterna en la que poco más tuvo que ver. Y ha querido alejarse de todo tipo de elitismo en su trayectoria. Respecto a la ideología que profesan en el cuerpo ha afirmado que "en tiempos de Franco eran liberales y nos consideraban rojos y, ahora en democracia nos ven muy de derechas”.
Otro de los asuntos que han tratado es su relación con el Rey Juan Carlos I, del que ha explicado que “la inmoralidad de algunos líderes en aquellos tiempos era aceptable y se instaló un pacto de silencio por el bien que habían hecho por la democracia”. Además, existe una leyenda sobre una presunta relación del diplomático con una integrante de ABBA, lo que ha desmentido de forma tajante y ha subrayado que "se trata de una leyenda falsa".
Toni Cuart
Es productor y guionista de 'A vivir que son...