"Ellos tenían el dinero y nosotros el sentido del ridículo"

Madrid

Buenos días a todos y especialmente a Elon Musk, a quien tengo que darle mi más sincero agradecimiento por haber comprado Twitter para que la gente, por fin, pueda expresarse libremente y no como hasta ahora que la usábamos para hablar del disco de Rosalía y del peroné de Belén Esteban por obligación.

Estoy convencido de que esta inversión del magnate sudafricano nos va a acercar a un mundo más justo. Hasta ahora, hemos funcionado con los millonarios de la siguiente manera: ellos tenían el dinero y nosotros el sentido del ridículo. Hemos crecido en un mundo en el que, lo normal, era que los ricos se gastasen su fortuna en caprichos absurdos como el tigre Currupipi, el caballo Imperioso o la Copa Davis y nosotros, a cambio, nos reíamos de ellos. Pero Musk ha comprado el lugar en el que hacíamos chistes malos.

Se podría haber quedado con nuestros momentos de felicidad, pero no ha comprado Instagram, se ha quedado con Twitter y eso hace un mundo más justo. Toda la vida pensando que la igualdad llegaría a través de la redistribución del patrimonio de los más ricos y resulta que ha llegado a través de la redistribución de nuestras reflexiones baratas y nuestros chistes patéticos para que pasen a ser de su patrimonio. Porque a partir de ahora, Elon Musk será propietario de una de las mayores fortunas del planeta, sí, pero también será propietario de los tuits de Rosa Díez.