Historias de espías en Euskadi

De espionaje político en Euskadi sabemos mucho. Y sin remontarnos a Jesús Galíndez. Cuenta Anasagasti que Ajuriaguerra siempre les advertía de posibles espías y que Arzalluz solía inspeccionar los teléfonos de Sabin Etxea para detectar micros.

Antes se hacía así. Con micrófonos ocultos. Al abogado Txema Montero se los encontraron en el despacho. El caso más sonado fue el de las escuchas al propio Lehendakari por parte de la Ertzaintza. Notaba Garaikoetxea interferencias, ruidos…en el fijo de su casa en Zarauz. Según el director de Telefónica, un "pinchazo bastante chapucero", por el que fueron condenados tres altos mandos de la policía vasca.

También parecía una chapuza la deriva de los cables de teléfono de la sede de HB en Vitoria al piso de arriba. Al cambiar la centralita descubrieron que allí vivía un agente del CESID grabando sus conversaciones. También solo el agente fue condenado. Muchos independentistas y jeltzales tienen la certeza de haber sido espiados. O no tienen la certeza de no haberlo sido.

Tecnologías nuevas para viejas prácticas. Que no parezca aquello de “mal de muchos”. Todo lo contrario. Es la prueba de que el Gobierno nunca se ha tomado en serio su control. Hasta que vinieron a por ellos. Esperemos.