¿Sabías que en la Vitoria medieval había pescado fresco todos los días?

¿Cómo vivían las gentes en la Vitoria de los siglos XIV y XV? ¿ Cómo era su día a día? Nueva entrega del espacio de historia de SER Vitoria en el que estamos conociendo cómo vivían nuestros ancestros y ancestras en otras épocas. En esta ocasión nos detenemos en la Baja Edad Media de la mano del arqueólogo y profesor de Historia económicas de la UPV, Sergio Escribano. "Era una socidad en recesión y en pleno conflicto entre los diferentes linajes; en Vitoria los Ayalas y los callejas", nos cuentas el profesor Escribano que, añade, que "el conflicto se respiraba en la calle". Esos enfrentamientos, enmarcardos en las guerras de banderizos, determinaron- incluso- el urbanismo de la ciudad con la construcción de torres bajo-medievales como la de Doña Otxanda.

La pugna, por cierto, llegó hasta la vajillas de los hogares. La mesa- antropológicamente- es el espacio en el que el mundo doméstico entra el contacto con el mundo exterior. "Los nobles intetan representar que son más que los otros a través de sus vajillas", nos apunta Escribano. Datos que podemos conocer por un incendio que se produjo en la casa que se ubicaba en el actual Palacio Maturana Verastegi y que provocó- paradójicamente- que se los arquéologos pudieran acceder al ajuar que allí se encontraba y que nos da información sobre el modo de vida de los y las vitorianas de la época. "Sabemos que ahorraban, porque ya usaban huchas y también que eran más aseados de lo que se cree: para el aseo personal utilizaban los lebrillos, una especia de barreños para lavarse", nos cuenta el profesor de la UPV.

Un saco de habas

Sobre su dieta, y gracias a la visita y el testimonio de unos visitantes navarros, sabemos que en Vitoria se podía acceder todos los días a pescado fresco. "Se comía poca carne y mucho puchero y alimento líquido", apunta Escribano que nos cuenta, además, que en el subsuelo de la Catedral de Santa María apareció un saco de habas que refuerza el sobrenombre de babazorros que nos dan a los alaveses.

Vitoria contaba entonces con unos 1600 habitantes y la configuración de la ciudad sería la de la almendra medieval. "Quienes vivían en la ciudad se dedicaban más al comercio y quienes estaban fuera eran vasallos y se dedicaban la trabajar las tierras de sus señores.

Preguntado por la vestimenta que podían llevar, Escribano apunta a que "es difícil saber cómo vestían", sobre todo si hablamos de las gentes más humildes. Aunque, a modo de curiosidad, nos cuenta que a los corsés se le llamaba basque porque los vascos eran los únicos que obtenían los elementos necesarios de las barbas de las ballenas para poder elaborarlos.