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El derecho al aborto en EEUU (y en España)

La firma de Nicolás García Rivas, catedrático en Derecho Penal

Nicolas Garcia Rivas

Firma de opinión | El derecho al aborto en EEUU (y en España)

03:08

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En el Tribunal Supremo de Estados Unidos se libra ahora mismo una dura batalla legal y política en torno al derecho al aborto. Los principales periódicos de ese país salen hoy a la calle con grandes titulares en primera página que anuncian un seismo político de grandes proporciones si el proyecto de Sentencia sobre ese tema resulta finalmente dictado. Incluso el Presidente Biden, interfiriendo claramente en la separación de poderes, pero asumiendo al mismo tiempo su papel director de las decisiones políticas del país, ha dicho en una nota pública que si el Tribunal Supremo revoca los criterios de su sentencia de 1973, tomará las riendas de la situación para garantizar a la mujer el derecho al aborto.

Aquella Sentencia es histórica no sólo porque por primera vez se tomó una decisión firme sobre el derecho de la mujer a la interrupción voluntaria del embarazo sino sobre todo porque se fijaron criterios muy sólidos sobre su configuración, criterios que han adoptado muchos países en las décadas posteriores.

El Tribunal Supremo estableció que durante el primer trimestre de embarazo el Estado no puede inmiscuirse en la intimidad de la mujer, que es la única legitimada para adoptar su decisión. En virtud de ese mismo criterio, en España se permite el aborto bajo la exclusiva voluntad de la madre hasta la semana 14.

Durante el segundo trimestre de embarazo, más o menos hasta la semana 22, el desarrollo del feto le confiere a su vida un valor que exige causas legítimas para su interrupción, como la existencia de malformaciones o enfermedades que puedan justificar dicha interrupción o un peligro para la vida de la madre. Finalmente, en el último trimestre, sólo un grave peligro para ésta permite la interrupción legal.

El sistema legal garantiza así una ponderación de los distintos intereses en juego. En España, durante muchos años, sólo el médico podía decidir sobre algo tan íntimo como el proyecto vital de ser o no ser madre. Un auténtico desatino. Fue en 2010 cuando la actual ley reconoció el derecho fundamental a la maternidad libremente decidida. La ultraderecha ha luchado siempre, como en Estados Unidos, por cercenar ese derecho. Aparte del sistemático acoso a las clínicas que lo practican (conducta que se ha convertido en delito hace un mes), intenta desde siempre atacar jurídicamente las leyes que lo permiten, con sendos recursos de inconstitucionalidad presentados en 1983 y 2010 por el Partido Popular. El primero mantuvo la ley en suspenso durante 2 largos años; el actual todavía espera en la cocina del Tribunal Constitucional su decisión final.

Si el Tribunal Supremo de Estados Unidos falla contra su decisión de 1973, nuestro Alto Tribunal tendrá motivos de sobra (por espurios que sean) para cercenar sin ninguna cortapisa este derecho fundamental de la mujer y, si hacemos caso de la teoría de la pendiente deslizante, detrás vendrán otros muchos, ya anunciados por esas voces cavernícolas, como el matrimonio homosexual, los derechos de los extranjeros....y así hasta callarnos a todos.

 
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