Santa Catalina y Es Jonquet: residencial de día, infierno de noche

Palma

Se imaginan un sonido constante de jóvenes hablando, gritando y bebiendo debajo de su ventana, que se llegue a colar en su casa y que no lo puedan acallar... Son jóvenes fuera de los locales de santa Catalina y es Jonquet, zonas residenciales, lugares tranquilos de día, con sus bares y establecimientos como tiendas ó peluquerías... y que por la noche se vuelven un infierno desde hace, nos cuentan, 10 años, pero que tras la dos años de pandemia, vive ahora una verdadera explosión, como nos cuenta Stephen.

Stephen lleva casi 25 años viviendo y trabajando en la zona, en los últimos tiempos, ni el climalit ni los tapones le sirven para acallar el ruido que viene de los clientes que ocupan y salen de los bares y terrazas de los alrededores. Pero el ruido de noche, acompañado de los incívicos que orinan en la calle y tiran botellas y basura, dan lugar a mañanas en los que hay que salir de casa con la nariz tapada hasta que llega Emaya.

Joana lleva 3 años viviendo en la zona de santa Catalina, a las voces de la calle se le suma el ruido del restaurante de abajo, a quienes ha denunciado a Salud, cuatro meses después no sabe nada del expediente, pero mientras, al ruido de un establecimiento, insuficientemente insonorizado, se le suma, la puesta en marcha de una terraza interior, ilegal.

Pero los vecinos denuncian hay más establecimientos con terrazas interiores ilegales sobre las que no actúa la policía local, pero también barras al exterior, músicos callejeros sin licencia, jardineras que se mueven para dar espacio a los restaurantes y sobreocupación de las terrazas... hoy que es viernes, augura María, 20 años en el barrio, ocurrirá como cada noche y cuando llamen a la policía, les dirán que acudirán cuando puedan.

Los vecinos hacen lo que pueden en su lucha y han puesto focos para iluminar a los incívicos y cambiado puertas para que no puedan entrar en sus propiedades. Es lo que ellos pueden hacer y lo que piden a la administración local es que actúe de verdad, a pie de calle y con multas cuantiosas.

Es lo mismo que piden los restauradores, más presencial policial a pie e incluso de paisanos, son un foco de ocio sí, pero cuando cierran, la convivencia vecinal es cuestión de la policía local. El presidente de los establecimientos de la zona, Tomeu Más dice que los bares y restaurantes son los primeros interesados en conservar la zona, que haya vigilancia en las calles y dentro de los establecimientos que se cumpla con la ley porque sino estamos ante competencia desleal.