El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, hace oficial su candidatura para las elecciones presidenciales de octubre
Las encuestas otorgan al líder del Partido de los Trabajadores cerca del 45% de las intenciones de voto
Madrid
El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha hecho oficial su candidatura para las elecciones presidenciales del próximo mes de octubre. A falta de cinco meses para los comicios, da Silva se posiciona como favorito en las encuestas, aunque mirando de reojo a su principal rival, el ultraderechista y actual mandatario Jair Bolsonaro.
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"Es un momento muy especial en mi vida, especial por contar con ustedes, por haber conseguido por la primera vez juntar todas las fuerzas políticas progresistas en torno a mi campaña", ha afirmado Lula en un primer acto en el que ha estado arropado por cientos de simpatizantes.
Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), ha puesto en marcha su campaña electoral este sábado con la confirmación de su candidatura, en un gran acto que celebrado en un centro de convenciones en Sao Paulo, alejado de los tradicionales palcos de izquierda en los que acostumbraba a organizar sus eventos.
Lula, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, cuenta con su compañero de fórmula y antiguo rival, Geraldo Alckmin, un liberal de ideas conservadoras, como candidato a la vicepresidencia con la intención de atraer a más electores de centro.
Con este apoyo busca calmar al mercado y al mundo empresarial, reticente con la figura del exsindicalista y que en las elecciones de 2018 tendió la mano a Bolsonaro y su ministro de Economía, Paulo Guedes, un liberal ortodoxo.
Lula también ha contado con el respaldo de los partidos con los que integra la coalición progresista "Movimiento vamos juntos por Brasil", con la que espera enfrentarse a las formaciones de derecha y ultraderecha que apoyan a Bolsonaro en su reelección.
Las encuestas otorgan a Lula cerca del 45% de las intenciones de voto
Las encuestas, de momento, están a favor de Lula, quien por decisión del Tribunal Supremo recuperó sus derechos políticos tras ser impedido de participar en las elecciones de 2018 al ser condenado por corrupción y pasar 580 días en prisión.
Los últimos sondeos otorgan al líder del Partido de los Trabajadores (PT) cerca de un 45% de las intenciones de voto, frente al 30% que obtendría Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, en los comicios del próximo 2 de octubre.
Pese a la amplia ventaja de Lula, el PT pide mantener la prudencia, especialmente en momentos en los que la aprobación de Bolsonaro ha aumentado paulatinamente en los últimos meses.
Bolsonaro desconfía del voto electrónico
El presidente brasileño ya ha dado señales de que pretende jugar duro durante la campaña y lleva tiempo avivando el fantasma del fraude electoral, siguiendo así los pasos del expresidente estadounidense Donald Trump.
El presidente volvió a expresar la víspera su desconfianza en el voto electrónico, que en Brasil se usa desde 1996, y anunció que su Partido Liberal contratará una auditoría de las elecciones.
"Quiero garantizar la elección de Lula", llegó a ironizar Bolsonaro en el pronunciamiento realizado la víspera y transmitido en sus redes sociales.
Los deslices verbales de Lula
Con cinco décadas de política a sus espaldas, Lula siempre ha huido de los guiones y ha echado mano de la improvisación, pero se especula que el exmandatario podría haber preparado a conciencia el discurso en el acto de lanzamiento de su candidatura, algo poco habitual en su carrera.
Lula se ha visto presionado por el fuego amigo y ha recibido críticas en las últimas semanas entre sus propios aliados, después de una serie de deslices verbales que podrían comprometer votos de los sectores más conservadores.
El dirigente progresista defendió abiertamente el aborto, un tema delicado en un país conservador como Brasil, y recientemente se vio obligado a pedir disculpas después de decir que a "Bolsonaro no le gustan las personas, le gustan los policías".
Las voces críticas dentro del ala progresista han cuestionado la demora de Lula en saltar al terreno de juego electoral, ya que hasta ahora, dicen, sus discursos han sido dirigidos a sus fieles y no al electorado que necesita conquistar para vencer a Bolsonaro.