Fernando Mora: "El hórreo ha formado parte del medio rural asturiano durante siglos y sin un clavo, ahí siguen en pie"

Asturias

El Parque de la Prehistoria de Teverga ha ideado varias actividades que conforman el ciclo 'De la cueva al horru. Tradición milenaria y cultura popular asturiana', con el objetivo de poner en valor esta pieza esencial de la etnología e historia del Principado, reflejo del medio rural. La actividad coincide con la reparación y rehabilitación del hórreo ubicado en los exteriores del parque.

Mora destaca el valor como patrimonio cultural de estas construcciones ya que engloba todas sus tipologías, "el primero el industrial, de esa industria primigenia agroalimentaria de la quintana asturiana, una industria de casa", pasando por el histórico ya que hay ejemplares desde el siglo XV también XVII al XIX. También destaca el arqueólogo el artístico "sólo tenemos que fijarnos en las tallas de estilo Carreño o las figuras y tallas del de Villaviciosa" apunta para añadir también el patrimonio lingüístico, toda sus piezas, explica, "tienen nombre en asturiano y no pueden denominarse de otro modo".

La peculiaridad de estas construcciones en el Principado viene por el gran número existente, en torno a los 20.000. "Graneros elevados los hay por todo el mundo" explica en A vivir que son dos días Fernando Mora, ya que los agricultores idearon por todas partes su personal forma de almacenar y proteger sus productos, "los de Galicia están dedicados mayoritariamente para el secado del maíz, "por eso tienen esas aberturas y son de piedra" explica. Desde la Asociación se han sumado a una red internacional para compartir información de estos elementos arquitectónicos construidos, en el caso del asturiano, como carpintería de armar, "ahí siguen en pie sin un solo clavo" destaca.

En cuanto a la conservación de los hórreos, desde la asociación y como arqueólogo, consideran que "debería hacerse una selección con un número representativo de hórreos para legar a las generaciones futuras". En cuanto a las normas de cambios de uso que se exigen, considera Mora que "deberían levantar la mano" y defiende su uso como complemento de vivienda, algo que siempre ha sido, por ejemplo para montar en él un pequeño despacho, eso sí de una forma controlada y regulada por la administración.