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La buena estrella de Alexis Morante

El director algecireño firma "El Universo de Oliver", una conmovedora historia sobre la magia de la infancia

Rubén Fulgencio interpreta al niño protagonista en "El Universo de Oliver" / Pecado Films

Rubén Fulgencio interpreta al niño protagonista en "El Universo de Oliver"

Cádiz

Hay momentos que, sin saberlo, te van cambiar la vida. A Alexis Morante le ocurrió cuando era niño y su abuelo enfermó gravemente. Entonces sus padres, para que se aislara de esa tragedia inminente, lo metieron en un cine. La pantalla se iluminó y un extraño ser bajito, de poca palabra, que buscaba su casa y apelaba a un teléfono mientras se hacía amigo de un niño llamado Eliot, le transformó. Porque entonces supo que quería contar historias como esa. Quería ser como Spielberg aunque hubiese nacido en Algeciras. Porque se puede tener buena o mala estrella. Y Alexis tiene la buena. Este sábado su ciudad le ovacionó con ganas tras proyectarse en el Teatro Florida su primer largometraje de ficción, "El Universo de Oliver", una película conmovedora, directa al corazón, que es un homenaje a su abuelo, a su ciudad, y por qué no, a ese niño al que la vida le cambió viendo E.T..

"El Universo de Oliver" cuenta la vida de un niño de 13 años (Rubén Fulgencio) recién llegado a Algeciras, junto a sus padres (Salva Reina y María León), acuciados por las deudas, y su hermano pequeño (Iván Renedo). Es el fútbol callejero, el que no tiene reglas pero sí un decálogo de honor, el que le permite hacerse una pandilla y conocer algo más de cerca los riesgos y aventuras de vivir tan cerca del "agujero negro", donde residen los gitanos del barrio, envueltos en un aire de amenazas y prejuicios. El refugio de este niño es la azotea de su casa, donde Oliver ayuda a su abuelo a preparar un cohete que le lleve directamente junto al cometa Halley, el que admiró a tanta chavalería en 1986.

La película es, sorprendentemente, amarga en su arranque cuando describe con dolor la miseria de la familia y las dificultades de Oliver para adaptarse a una realidad tan negativa. Por eso, el niño ha creado en su imaginación un mundo (su universo) en el que la vida es mucho mejor, donde él es fuerte y capaz, donde los sueños de su abuelo se pueden hacer realidad, y donde todo es posible. Sus padres representan el otro mundo, el de la crudeza de crecer y hacerse adulto. Salva Reina y María León brillan en sus palabras y silencios, en sus miradas y gestos, traspasando la pantalla para hacer tan humanos personajes que consiguen conmover sin dar pena, como si quisieras ayudarles de alguna manera, al comprender cada uno de los errores que cometen.

Rubén Fulgencio, el niño protagonista, sorprende por la madurez de su actuación en un personaje tan complejo y cargado de matices. Él lleva y sostiene con solvencia el peso de la película, aunque arropado por una pandilla de actores, su hermano y sus amigos, la gran mayoría de ellos en su primera experiencia en el cine, que, con naturalidad y enorme habilidad, sacan a hombros las escenas más difíciles.

También está Pedro Casablanc, en el papel del abuelo, un personaje inicialmente pensado para el fallecido Juan Diego. Casablanc imprime maestría, escolta con solvencia a Oliver, y sella con emoción las escenas más oníricas del metraje.

Y, en medio de todos ellos, está otro personaje al que Alexis Morante quería dar protagonismo. Y es su ciudad, Algeciras. Como si fuera una carta de amor a su tierra, "El Universo de Oliver" convierte al Campo de Gibraltar en un precioso escenario, donde resaltan las torres de la refinería como si fueran rascacielos de Nueva York; el campo de fútbol entre los bloques, el búnker, El Saladillo... La infancia puede ser un patio de Sevilla o una carrera en bicicleta hacia la playa.

"El Universo de Oliver" habla de todos nosotros. A veces, duele. Cuando habla de la amargura de crecer, del peso del destino, de las miserias humanas de crecer en un barrio pobre, de los errores que se cometen, del racismo, del rechazo, de perderse porque no eres capaz de acertar, de la mala suerte. Y otras, alegra. Cuando recuerdas con nostalgia a los primeros amigos, cuando se juegan casi a vida o muerte los partidos de fútbol, cuando conoces a tus primeros amores, cuando tus vecinos se convierten en tus mejores aliados, cuando te queda capacidad para soñar que la vida aún puede ser otra cosa. Y es en esa combinación bien medida entre la pena y la alegría donde mejor funciona "El Universo de Oliver", que aprieta el corazón varias veces, para luego soltarlo entre risas y necesario aire fresco, como en esa escena cumbre que es el partido final, que luce momentos hilarantes, con comentaristas e invitados de lujo.

Alexis Morante homenajea a los abuelos en esta película. También a los niños que sueñan. Y a su ciudad. Algeciras le devolvió el cariño llenando el Teatro Florida. Hubo ovación final, mientras sonaba "Esperando una señal", la canción que Bunbury ha hecho para los créditos de la película. Para llegar hasta aquí Morante fue un niño que soñó con fuerza ser director de cine, consiguió una beca para ir a Los Ángeles, hizo varios cortos, uno estuvo nominado al Goya, se hizo especialista en documentales musicales (Bunbury, Alejandro Sanz, Camarón), otro de ellos estuvo nominado al Goya. Y todo esto, que se escribe rápido pero que se vive lento, han sido muchos años hasta llegar aquí, a esta noche en el Teatro Florida aplaudido por su familia, su gente, su barrio. Otro momento de esos, que, sin saberlo, te cambia la vida.

("El Universo de Oliver se estrena en cines de toda España el 13 de mayo. El domingo 15 habrá una proyección especial a las 18 con la presencia de Alexis Morante y Salva Reina en los cines de El Corte Inglés de Cádiz)

Pedro Espinosa

Pedro Espinosa

En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...

 
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