Llegar a fin de mes

Llegar a fin de mes. El comentario de Juan Carlos Castañeda en Hoy Por Hoy La Portada
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Santa Cruz de Tenerife
Anda la patria sumida en preocupaciones tan profundas como el espionaje Pegasus y la posibilidad de que la sensibilidad herida de los independentistas catalanes propicie el adelanto de las elecciones generales, y a mí lo que me llena de inquietudes el alma es el aplazamiento -ruptura en otras palabras- de las negociaciones entre patronal y sindicatos en lo que atañe a lo que había sido denominado “pactos de rentas”.
En otras palabras, mientras los ‘todologos’ no paran de alumbrar teorías sobre cómo funciona el CNI, lo que demuestra la cantidad de “Anacletos, agentes secretos”, que abundan en este país por metro cuadrado, mientras se frotan las manos ante el evidente final del Gobierno social-comunista, a mi lo que me preocupa es que ante la inexistencia de un acuerdo del aumento salarial entre patronal y sindicatos se produzca una lucha encarnizada metro a metro en las empresas para que los trabajadores intenten cerrar acuerdos que no los alejen más de la posibilidad de llegar a final de mes con ciertos niveles de dignidad existencial.
Miren, uno está mayor para creer que todos los trabajadores son unos angelitos, pero lo cierto es que la mayoría de los asalariados han visto como su poder adquisitivo ha caído en picado mientras la inflación choca con las estaciones espaciales.
Dicho esto, y ante el temor de que de la negociación entre los representantes de los trabajadores y de la patronal se convierta en una guerra sin cuartel , y partiendo de la evidente debilidad económica con la que conviven los asalariados, y aunque peque de ingenuo, me atrevo a solicitar a las empresas que se han visto beneficiadas de ayudas y subvenciones públicas y que andan con una pronta recuperación de sus constantes vitales, y que forman parte de ese estamento empresarial que no sólo no ha reforzado sus plantillas sino que además exprimen al máximo a sus empleados, que además tienen a falsos autónomos bajo su techo, y que también le sacan el jugo a los que diariamente rebasan sus umbrales con la condición de ejercientes en prácticas, pues que se estiren económicamente hablando lo más posible para acercarse a las peticiones de unos asalariados que afrontan cada día en condiciones de absoluta precariedad.
El formulado es un ruego preñado de ingenuidad, pero constituye un favor que enormemente agradecerán familiares y dependientes de los mismos, porque sobrados andamos de productores con la etiqueta de trabajadores pobres.




