Andrés Cárdenas: "Granada es especial, y también los granadinos"

Granada

Mientras aguardaba en un bar cercano a San Jerónimo la entrevista para concretar su incorporación al Ideal, un joven Andrés Cárdenas presenció cómo un cliente pidió -la entonces para él indescifrable combinación- "un pulevín con una maritoñi", y asistió allí mismo de corrido a su primer "lavín compae" de un quejoso cliente que protestaba "ante la malofallá" de un camarero hosco.

Dónde me he metido, se preguntaba el joven plumilla. Soportó Andrés las ganas de huir despavorido rumbo a su Diario de Jaén ante tamaña acumulación de vocablos que se escapaban a su entendimiento, y acabó firmando su contrato por el periódico, y convirtiéndose con el tiempo en un aclamado contador de historias, en un trovador de nuestro tiempo. Cuarenta años después, aquel imberbe de Bailén, paralelamente, se ha erigido en uno de los más profundos conocedores de Granada, de su forma de vida y de ser, de sus clichés y acertijos, de sus personajes, de sus miedos y fobias, de sus vendettas pendientes y de tantos escondrijos de nuestro carácter.

'Como Graná no hay Ná' es esa sentencia que el granadino materializa y masculla orgulloso entre dientes cuando regresa de un viaje y aterriza en esta bendita tierra, feliz de poder viajar y más feliz de volver a este "roalillo" que creemos único en el mundo. Se adentra Cárdenas, siempre en tono irónico, mordaz, a ratos desternillante, en los personajes que jalonan nuestra memoria, "porque Granada siente un gran apego por ellos, y los mantiene en su rutina diaria"; personajes como Paniolla, el Sargento Colomera, el Niño Gabia... y un sinfín a quienes el escritor dedica tres capítulos del libro.

Nuestra forma de hablar y de expresión, los localismos, también está en la propia esencia del granadino en esa transmisión oral que sobrevive firme al paso del tiempo, y goza de espacio privilegiado en "Como en Graná no hay Ná". La Alhambra, el Albaicín, Lorca, los símbolos de Granada y su relación con los granadinos también son asuntos abordados por Cárdenas, que dedica también un capítulo a las putas de la Manigua, hoy la calle Ganivet y adyacentes.

Que, como dice Andrés, "Granada es especial y también los granadinos" no cabe ninguna duda. Pero ahora, además, está escrito en papel. Y que conste en acta: "Como Graná no hay ná".