Antonio Moral, ante la espantada de Duquende: "Nunca he vivido algo parecido"
El director del Festival de Música y Danza, atónito y perplejo, cuando supo que el cantaor tenía otra actuación en Málaga a la misma hora
Antonio Moral relata cómo se produjo la espantada de Duquende en el Festival de Música y Danza de Granada
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Granada
La mujer de Duquende tirando de un brazo y Antonio Moral tirando del otro en el angosto pasillo. El cantaor, en cruz, como el hombre de Vitruvio. "Le decía que se tenía que quedar, que tenía que regresar al escenario mientras tiraba de él, pero dijo que se iba y se fue", cuenta el director del Festival, todavía abochornado por la espantada que Duquende protagonizó el pasado viernes en el formidable auditorio de La Chumbera, con la Alhambra de fondo tras el cristal en una noche de esas que apellidamos mágicas.
Pero el cantaor no tenía tiempo para romanticismos, ni Alhambra, ni centenario del concurso que impulsó Lorca, ni gaitas. Había contratado dos conciertos la misma noche, que la vida son dos días, y es efímera la gloria. "Luego supimos que estaba anunciado en un concierto en Málaga a las nueve y media de la noche, y estaba saliendo de La Chumbera a las diez menos veinte", relata con media sonrisa Moral, todavía aturdido, que reconoce que nunca ha pasado por un trance parecido.
Con el patio de butacas viajando del murmullo a la bronca, Moral, a voz en grito, se dirigió al respetable diciendo que a Duquende se la ha ido la pinza y se ha ido. "Podía haber dicho que estaba enfermo pero me gusta hablar claro al público y les dije lo que había pasado".
De momento, el Festival no va a pagar a Duquende los 4.000 euros del ala de su caché, devolverá religiosamente el importe de las entradas, y ahora estudia si demandará al cantaor, que dejó en Granada una estela arrabalera de a tanto la estocada que no hace ningún bien al flamenco.