El engaño de las cifras de empleo

El triunfalismo del Gobierno con los datos del paro puede entenderse desde una perspectiva puramente electoral, de una necesaria venta de gestión de un Ejecutivo que no pasa por sus mejores momentos. Una parte no pequeña de la ciudadanía, ajena a cifras y estadísticas, comprará el mensaje de las bondades de la reforma laboral que, en realidad, ni ha sido reforma ni mejora las perspectivas laborales de la población activa.

Aún quedan en España 20.000 trabajadores en ERTE que están en casa y no engrosan las listas del paro, 41.000 trabajadores que en junio han tenido como fijos discontinuos varios contratos indefinidos en un mes, que han sido expulsados de las listas del desempleo cuando realmente han estado la mayor parte del tiempo inactivos. Empleo estacional que dará su verdadera cara al final del verano. La ministra de trabajo presume de que jamás se ha alcanzado mayor porcentaje de contratos indefinidos como el actual.

Esto sería un logro si se debiese a un cambio del modelo productivo, a crecimiento y aumento de actividad económica. Pero no es así. Hay tantos fijos- que en realidad son temporales- porque el BOE así lo ha ordenado, todos fijos o multas inasumibles para las empresas. Plata o plomo. Se encarece el despido de los fijos discontinuos y se les mantiene inactivos lejos de las estadísticas para no mostrar una fea realidad. Antes o después no podremos ocultar que nuestro mercado de trabajo sigue padeciendo los efectos de la baja productividad generando puestos de baja cualificación y mal pagados, para los que cada vez se encuentran menos candidatos, aun cuando las cifras del paro sigan siendo escandalosas.