La Línea todo por descubrir: Cruz Herrera

Mercedes Corbacho
La Línea de la Concepción
José María de la Cruz y María Josefa García, abuelos de d. José Cruz Herrera eran oriundos de Cádiz, en donde eran propietarios de una Litografía. Desde allí trabajaban para fábricas de tabaco picado de Gibraltar, confeccionando envolturas y el etiquetado. A petición de los fabricantes gibraltareños, traslada la maquinaria a la Roca, estableciendo así en Gibraltar la que fue la primera industria española (1874). Aunque el matrimonio, con sus cuatro hijos, tenían que residir en La Línea, donde instaló también una imprenta.
Uno de los hijos, José de 25 años, se casa con Antonia Herrera Galuzo, del matrimonio nacen siete hijos. El primogénito José Cruz Herrera nace el 1 de octubre de 1890.
Pronto mostró su afición por la pintura y en sus cuadernos escolares aparecen ya sus primeros dibujos. Y más tarde empieza a realizar copias de los grandes maestros de la pintura.
Aunque trabaja con su padre en la imprenta, su auténtica vocación es la pintura, por lo que deciden enviarlo a Cádiz a realizar unos cursos de Dibujo con el pintor Juan Aciego y al año siguiente a Sevilla, con Gonzalo Bilbao.
Desde aquel momento la influencia de la pintura localista de la capital hispalense marcaría la obra de nuestro pintor.
En 1910 aprueba el examen de ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes donde destaca como un alumno aventajado de profesores de renombre como Cecilio Plá o Joaquín Sorolla. Durante esos años de estudio, sólo regresará a La Línea en verano y Navidad, momento en que su madre le pide que no olvide su apellido materno porque presiente que algún día será famoso.
A partir de entonces firmará como le conocemos ahora: José Cruz Herrera.
Continua sus estudios en Roma y París, capitales del arte moderno del momento, en donde conoce a numerosos artistas del prestigio de Picasso.
En 1921 monta su primera exposición en Madrid, aunque ya era conocido en los círculos artísticos por su participación en varias Exposiciones Nacionales en las que consiguió diferentes medallas.
Todas las crónicas artísticas de la Prensa se vuelcan en elogios y lo califican como “Pintor del alma”.
Tras uno de sus premios, el Ayuntamiento linense acuerda nombrar a José Cruz Herrera, hijo ilustre, preclaro y predilecto de esta población. También le encargan la realización de una obra pictórica de ambiente local, destinando para ello la cantidad de 5.000 pesetas que se habían recaudado para erigirle un busto y colocarlo en la plaza que lleva su nombre; pero que él, en su modestia, ha impedido llevar a la práctica. Fue entonces cuando realizó la popular obra “Mujeres linenses” y “Ofrenda a La Línea”. El primero es conocido popularmente “Las tres gracias” y el segundo, lamentablemente fue robado del Excmo. Ayuntamiento en 1981, sin que fuese posible su posterior recuperación.
Es, en este momento tan especial para nuestro artista, cuando saboreando aún las mieles del éxito, emprende por fin su anhelado Primer viaje a Marruecos, que va a tener unas consecuencias trascendentales en la vida del pintor: Su alma de artista andaluz queda atrapada para siempre por el embrujo y el exotismo de aquella cultura
Las continuas exposiciones que realiza hacen que conozca a numerosos personajes populares de la cultura, política, milicia…francesa, y acude en numerosas ocasiones a París invitado por algunas de estas personalidades.
Allí se le concede la Medalla de Oro de las Artes, las Ciencias y las Letras de París
Pasan los años y en 1950 se celebra, por primera vez, la Exposición de Pintores de África, y le otorgan la Primera Medalla, lo que consiguió ser su espaldarazo definitivo y el reconocimiento unánime de la crítica especializada.
Aunque vivió mucho tiempo alejado de su pueblo natal, siempre llevó con orgullo ser linense. Tanto amó a su pueblo, que dejó un legado de más de 200 obras para que fuesen expuestas en un museo que llevara su nombre.
Falleció a los 82 años en Casablanca, ciudad que, desde un primer instante le cautivó y marcó su trayectoria, tanto profesional como personal, para el resto de su vida.
Y hoy, 11 de agosto, conmemoramos el 50 aniversario de su fallecimiento.
Cruz Herrera debería estar en la Historia del Arte.




