Córdoba revive la tradición de la trashumancia
Un rebaño de 1500 ovejas cruza la ciudad, guiadas por Felipe Molina, rumbo a Guadalcázar donde pastarán el resto del verano.

El rebaño del pastor Felipe Molina pasa por la avenida Fray Albino. / Europa

Córdoba
Pasaban pocos minutos de las 11 de la mañana cuando las ovejas de Felipe Molina llegaban junto al río Guadajoz, cerca de la A4, tras cubrir la primera etapa de su viaje hasta las proximidades de Guadalcázar, donde esperan acabar mañana.
Antes, las 1.500 ovejas habían recorrido las calles de Córdoba, donde entraban pasadas las 8 de la mañana por la Avenida de Carlos III, para continuar por el polígono de Pedroches, Puente del Arenal, Torre de la Calahorra, Cordel de Écija y polígono de la Torrecilla hasta abandonar la ciudad rumbo al Guadajoz, donde ahora se refrescan. Una ruta de seis kilómetros siguiendo el trazado de las vías pecuarias que ya estaban ahí mucho antes de que se levantaran las calles por las que ahora transcurren. "Impresiona ver un rebaño como este con la Mezquita de fondo", reconoce Felipe Molina. El pastor ha contado con la colaboración de la Policía Local para facilitar el transito de unos animales "que ya se saben las calles de memoria".

Felipe Molina

Felipe Molina
Cuarta generación de pastores, Molina no recuerda un verano sin acompañar a sus ovejas desde las fincas de la sierra, donde pasan el resto del año, hasta la campiña. Aunque este año han tenido que retrasar el viaje y reducir el número de animales por culpa de la sequía. Muy activo en redes sociales, Molina (@felipemolina73) ha insistido en los beneficios de este tipo de pastoreo que permite a las ovejas comer, pero también "ayudan a limpiar el campo y a regenerarlo". Porque, como ha explicado, además de comer pasto, "las ovejas también esparcen semillas; son las abejas terrestres, que dan vida por donde van pasando." Una labor que, además, ayuda a prevenir incendios en el campo.

Entrevista a Felipe Molina, pastor que mantiene la tradición de la trashumancia en Córdoba
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Tras cuarenta años de trashumancia, Felipe no le teme a otra noche en vela como la que hoy tiene por delante en la que estará vigilando a sus animales junto al cauce del Guadajoz




