Se encienden todas las alarmas

Sevilla

El Sevilla está en el momento más crítico de los últimos años y, además, es posible que lo peor esté por llegar. Un equipo, que sólo perdió cuatro partidos en una temporada, ha perdido dos de los tres partidos disputados. Algo ocurre y grave. Es evidente que el entrenador ha perdido a una de las parejas de centrales más importantes de la Liga, pero también es cierto que el equipo se cae ante la primera adversidad. El Sevilla, Lopetegui y los aficionados, en su mayoría, pensaban que el ciclo había terminado. Decidieron seguir y éstas son las consecuencias. La planificación no ha mejorado al equipo y el entrenador no tiene a ninguno de sus jugadores en una versión aceptable, salvo Bono.

La realidad es que el equipo hizo una muy buena primera parte. Lamela pudo marcar en la primera jugada del partido. En los primeros cuarenta minutos, manejó el partido, creó ocasiones y se puso por delante en el marcador. Un centro de Telles terminó con un cabezazo espectacular de Oliver Torres. Pudo sentenciar el Sevilla. Sin embargo, regaló el empate de Ramazani y el partido dio la vuelta. Le ha pasado al encuentro en los tres encuentros. Poca pegada, falta de contundencia atrás y... fragilidad mental.

Un nuevo desajuste atrás provocó el gol de la victoria de Sadiq. Ni la salida de Isco, activo en el juego, ni la de En-Nesyri mejoraron las prestaciones del Sevilla en la segunda mitad. Un tiro a puerta y poco más. Segunda derrota, un punto de nueve y situación límite.

Lo peor está por llegar, o éso parece. Próximos partidos en el Sánchez Pizjuán: Barcelona y Manchester City. El matrimonio de conveniencia que decidieron club y entrenador puede ser bastante más corto de lo previsto.