Los contrastes de la ciudad
El subdirector del Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre el inicio de curso en Sevilla, marcado por la sequía, la tala de árboles, las nuevas y viejas polémicas y un final a la vista con elecciones municipales
Carlos Navarro Antolín, subdirector del Diario de Sevilla
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Sevilla
Arranca el verdadero nuevo año, pero sin la liturgia de las doce uvas y con una amenaza seria de sequía. Con mochilas escolares que se ultiman y transformadores eléctricos que todavía humean en los barrios más pobres. Con la visita del jefe del Gobierno a la obra de tranvía, pero con la muy cercana Avenida Ramón Carande sin sombra, con trece árboles menos. Dice el tópico que Sevilla es una ciudad de contrastes. ¿Y qué ciudad no lo es? La vida es puro contraste. Se manifiestan por un ficus, pero se olvidan de los caídos, trece caídos de copas frondosas, de Ramón Carande. Los árboles son como los barrios: los hay de primera, de segunda y hasta de tercera. ¿Será que el ficus es de una parroquia, San Jacinto, y los trece desgraciados del Porvenir no eran de nadie? En Sevilla se piensa mal… y se suele acertar.
El alcalde bien sabe de los contraste de la ciudad. Y los sufre. Su agosto no ha sido tranquilo porque hace tiempo que Sevilla no cierra en el octavo mes. Antonio Muñoz tuvo, al menos, su particular Rodiezmo en Sanlúcar de Barrameda. Fue con ocasión del premio Ciudad de Sevilla de las carreras de caballos. En lugar de obreros, el Rodiezmo de Muñoz estuvo marcado por una fuerte presencia de empresarios. Una cita feliz. Que traigan proyectos a Sevilla, que emprendan, que generen riqueza, que arriesguen. Es lo que necesitamos ante los meses difíciles que todos nos auguran. Y, sobre todo, que no hagamos siempre lo mismo: bares y hoteles, hoteles y bares. Y en ocasiones, grandes acontecimientos aislados, sean sociales, deportivos o religiosos. ¿No somos capaces de fomentar una economía productiva más allá del turismo?
El gran problema de Sevilla no es la falta de limpieza, es la hiperdependencia del sector servicios. Hasta las nuevas residencias para universitarios, como ha ocurrido con una de la Palmera, se usan ilegalmente como hoteles. El alcalde tuvo que enviar este verano a la Policía Local y a los inspectores municipales.
Arranca el año con el final conocido de unas elecciones municipales. Esperamos que haya llovido bastante para entonces, lluvia real y seguro que también figurada. De momento estamos a un paso de sacar a la Patrona en procesión de rogativa con el manto morado de las ocasiones. ‘Ad petendam pluviam’. Tiene que llover, tiene que llover a cántaros.