El Gobierno de la gente

Jerez de la Frontera

Ayer, la ministra de justicia incurrió en dos falsedades muy evidentes; la primera, que cogía a menudo el metro y el autobús, y la segunda, que las conversaciones de los viajeros denotaban lo preocupados que estaban con la renovación de los altos tribunales del país. No alcanzo a imaginar de qué línea de metro habla la ministra, pero me da que al común de los paganos de este país lo que le inquieta es la factura de la luz y el gas, el terrible precio de la gasolina, la hipoteca, los impuestos que les repercuten, por no hablar de la fruta, verdura y demás productos básicos de una cesta cada vez más difícil de llenar. Sin menospreciar la importancia de la Justicia (creo que no es de recibo que los políticos elijan a los jueces que luego han de juzgar a esos políticos) y de como debemos cuidar nuestras Instituciones, lo que a la gente le afecta en el día a día no es quien sea el Presidente del Constitucional. El Gobierno de la Gente es una inmensa campaña de publicidad pagada con los impuestos de todos, con sus figurantes cuidadosamente seleccionados que hacen preguntas amables a un Presidente que solo acude a medios amigos, que ensaya fórmulas como el topado de precios que se saben fracasadas cuando no ilegales; un Gobierno que huele a moqueta en vez de a calle y que ha excluido de la “gente” a camioneros, agricultores, ganaderos, pequeños comerciantes, hosteleros, autónomos... un Gobierno que critica a los grandes del IBEX 35 mientras mantiene sentados en sus Consejos bien remunerados a las vacas gordas del Partido, en el convencimiento que un día ellos mismos encontrarán ahí un retiro dorado, cuando no en otro puesto mejor pagado por la gente que tanto les debe. Este tipo de Gobierno sea de izquierdas o fuera de derechas, no es un gobierno para la gente, sino a costa de la gente.