Sí, es violencia machista

Córdoba

Llama la Policía a casa y abre la puerta una niña de 7 años. Está con su hermano, de dos, y su madre, Raquel, de apenas 32 años, que está muerta. Ya había denunciado a su pareja, que tras estrangularla se había arrojado, en Palencia, a las vías del tren.

Débora, de 39, llevaba desaparecida desde marzo. Sus hijas, de 5 y 17 años, no sabían nada de ella. La policía logró la confesión de su pareja, de la que se estaba separando y a la que ya había denunciado en su momento. La había enterrado en hormigón en una nave de Málaga.

María Luisa, de 68, fue apuñalada en su casa en Benidorm. Los agentes la descubrieron cuando iban a comunicarle que su marido, su asesino, había fallecido en un accidente de tráfico que no resultó ser tal.

33 mujeres han sido asesinadas este año por sus parejas o exparejas, 9 en Andalucía.

Los asesinos, los brazos ejecutores de la peor cara de la violencia machista, no serían capaces de matar a una mosca ajena, pero si a ellas y a todo lo que ellas representan. De ahí la tragedia, en otras ocasiones, de la terrible violencia vicaria. Cuando se separan, cuando se revelan, cuando se marchan.

¿Y aún hay quienes defienden que no existe una violencia distinta contra las mujeres? Si no somos implacables contra ella y el modelo patriarcal que la sustenta, seguiremos viendo como crece. Y queremos a nuestras hijas libres y a salvo. Y también a nuestros hijos, alejados de un pensamiento tóxico y capaces de amar, entre libres e iguales.