Proteger el Marco de Jerez

Jerez de la Frontera

Si hay algo que me fascinó y me enamoró cuando hace ya más de dos décadas llegué a Jerez fue el paisaje de los campos de su Marco vitivinícola. Esas lomas de albariza cuajadas de viñas, ese inmenso patrimonio abierto a tantas posibilidades, sobre todo productivas y turísticas, esas edificaciones por las que no pasaba el tiempo.

Los viñedos de todo el Marco de Jerez son una parte fundamental de la riqueza de nuestra provincia y, sin duda, parte fundamental y estratégica del valor que tiene la Denominación de Origen.

Por eso, por mucho que me lo expliquen y por muy a favor que esté de las energías renovables, no entiendo ni voy a entender nunca que alguien haya decidido que el mejor sitio para instalar esos mastodónticos aerogeneradores, los molinos de viento, sean los viñedos de nuestra tierra que deberían protegerse como el tesoro que son.

Destrozar este paisaje protegido no es lógico, no es sensato, no es responsable, no tiene en cuenta el futuro del Marco de Jerez y, sinceramente, ni siquiera estoy segura, sobre todo después de oír los argumentos de viñistas y Consejo Regulador, de que sea una decisión legal.