España como esperpento

Córdoba

Este fin de semana hemos vivido un verdadero esperpento, dicho esto con todo el respeto a Valle-Inclán. Vox desplegó la peor imagen de una España, la suya, en la que mostraron en un escenario a 52 personas disfrazadas que hacían flaco favor a las personalidades a las que representaban. Pero además, realizaban sobre todas ellas una apropiación cultural en la que todo se antojaba deformado, como si se hubiesen asomado a los espejos cóncavos del callejón del Gato.

En la feria de Vox se representó una España amputada, en la que estaban Isabel la Católica y otros tantos reyes, Cánovas del Castillo, Góngora, Velázquez, Azorín y una buena ristra de conquistadores. Por supuesto, no estaba Lorca, ni Picasso, ni Clara Campoamor. Tampoco Machado. La lista de ausencias sería interminable. Y, por supuesto, siguiendo su concepción excluyente de la España de hoy, olvidaron al-Ándalus. A Averroes, Maimónides o Ibn Hazm. Borraron casi 800 años de historia de un plumazo. Y eso en la parte que, como andaluces, nos corresponde.

Cuando hemos celebrado el día de la "Hispanidad", con sangre de tantos pueblos corriendo por nuestras venas, en una España moderna y construida con numerosos nombres que han hecho avanzar esta tierra ¿Podemos retroceder así a una supuesta arcadia que nunca existió? Espero que el miedo no nos haga mirar atrás y, como nos dijo ya la biblia, nos convirtamos en estatua de sal. Porque España no es una foto fija y recortada. Afortunadamente.