La provincia de Jaén deberá retirar una decena de símbolos franquistas

Jaén

Este viernes se cumple una semana de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática, una nueva norma impulsada por el gobierno central y que es más ambiciosa que la de Memoria Histórica que aprobó el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. De esta manera, se contemplan multas que pueden llegar hasta los 10.000 euros si no se retiran diferentes símbolos que exaltan tanto al franquismo como a la Dictadura y es que el régimen franquista llenó calles, iglesias y edificios públicos de emblemas relacionados con estos 40 años de falta de democracia.

Uno de los más conocidos es el monolito que hay situado junto al Santuario de la Virgen de la Cabeza en el que rememora el asedio que sufrió el templo, por parte de las fuerzas republicanas, mientras había allí un numeroso grupo de guardias civiles. Precisamente, el líder de este grupo, el franquista Capitán Cortés, da nombre a calles en Guarromán, Sabiote y Alcalá la Real así como a un colegio en Andújar. Por otro lado, Torredelcampo continúa con una calle denominada Clavo Sotelo, político ultraderechista asesinado días antes del inicio de la Guerra Civil. Su muerte fue precisamente uno de los desencadenantes de la Guerra Civil.

A los edificios religiosos se dirige expresamente la ley apuntando que si los símbolos tienen "proyección a un espacio o uso público, las personas o instituciones titulares o propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos". En este sentido, las iglesia de Porcuna conserva una inscripción mientras que en Pegalajar hay una lápida de piedra que ha sido ocultada hace unos pocos meses. Por otro lado, en la Catedral de la capital todavía se pueden ver unas placas en las que se escribió 'Reverendos sacerdotes diocesanos asesinados en la revolución marxista. Julio de 1936 a marzo de 1939'.

Uno de los casos más llamativos es el de la Catedral de Baeza. Allí se encuentran una serie de vidrieras que se colocaron que fueron encargadas a la Unión de Artistas de Vidrieras de Irún en 1957. Fueron un total de nueve entre las que hay escudos de autoridades eclesiásticas así como otros laicos correspondientes a autoridades franquistas. De hecho, aparece el escudo del gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Coca de la Piñera; el de Viedma, alcalde de Baeza así como el de Girón de Velasco, ministro de Trabajo. Por último, y situado en lugar preferente, figura el de Franco y situado frente al del Papa Pío XII.

El historiador y especialista en Patrimonio Histórico de la UNIA, Antonio Ortega, ha explicado que estos emblemas son "una representación clara de lo que era el concepto ideológico del poder unido de la espada y la iglesia, el nacionalcatolicismo". Además, ha recordado que "es evidente que hay un mandato imperativo de que deben eliminarse esos símbolos que, además, no tienen nada que ver con la Iglesia Católica". Por último, señala que "sería beneficioso para la propia Iglesia desprenderse de esos símbolos de carácter político que muestran una parcialidad y la Iglesia debe estar por encima esas cuestiones".

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