"Las etiquetas son útiles, pero no hay que creérselas mucho"

La última charla de la tarde en el Congreso del Bienestar y la Música de Punta Umbría ha tenido como tema central a los cantautores, aquellos músicos que en los años sesenta y setenta comenzaron a sorprender con letras comprometidas política y socialmente.

El encuentro ha tenido como conductor a Javier Márquez y como protagonistas a Luis Pastor y Javier Álvarez, que rápido han empezado a recordar sus inicios. En el caso de Luis Pastor, explica que para él fue un soplo de aire fresco ver cómo aparecía una nueva generación: "De pronto surge una nueva generación, como la de Javier Álvarez, Pedro Guerra... influidos por Silvio y otros muchos artistas, que empiezan a contar cosas como el Madrid de la Movida, la nocturnidad y alevosía. Se postularon como el repuesto a algo que no existía todavía".

"Cuando murió Franco, me dijeron que mi música ya no valía, que no tenía sentido. Pero vino una nueva generación que fue capaz de conectar con lo que quería escuchar la gente y provocar un silencio en un bar para escucharles, como fue el caso de Javier Álvarez", explicaba para dar paso a su compañero.

Álvarez ha arrancado explicando que "triunfé sin querer y no me dio tiempo para prepararme como los demás. Por eso mi carrera no fue igual. Cuando me preguntaban cuál era mi cantante favorito, yo respondía que Michael Jackson, y la gente me miraba sorprendida. Las etiquetas son útiles, pero no hay que creérselas mucho".

Sobre su carrera, Javier Álvarez no se ha escondido a la hora de explicar que las adicciones jugaron un papel fundamental en su vida, que le llevaron por un camino que le llevó a ingresar hasta en tres ocasiones en un centro psiquiátrico: "Mi problema estuvo en las sustancias, la adicción a sustancias como la cocaína y todo lo que conllevaba desfasar una noche. En la actualidad, estoy desintoxicado y no tengo ningún tipo de secuela. Dice mi psicóloga que tengo el cerebro muy estructurado".

Era imposible que no saliese en la conversación la célebre canción El novio de la muerte: "Siempre he dicho que soy esclavo de las musas y me guían a un nivel bestial. Decidí hacer un disco de versiones de canciones de todos los tiempos y estilos. De repente, vi un single en casa de mis padres, con 'Ay, Carmela' por un lado; y 'El novio de la muerte' por el otro. Yo no entendía cómo había elegido esa canción en lugar de la otra, pero me dejé llevar por las musas. Convertimos un himno de guerra en una nana".

En ese momento, Luis Pastor, recordando esa canción ha confesado a Javier Álvarez que "si me hubieras propuesto cantar esa canción, te hubiera mandado al carajo. Yo era rojo, todo lo rojo que se podía ser, pero lo que tú hiciste con esa canción fue muy valiente".

Ambos se encuentran ahora en un momento diferente en sus carreras y mantienen un punto en común: ambos trabajan al margen de los sellos discográficos convencionales. Luis Pastor recuerda cómo en la pandemia "me entró la locura y me puse a trabajar y escribir por las mañanas. Tenía una amiga extremeña que había trabajado en un disco mío y cada mañana el mandaba por whatsapp lo que escribía y teníamos conversaciones con las que yo me venía arriba y seguía escribiendo para seguir mandándole cosas. Al noveno día, hubo una respuesta menos encendida que en otras ocasiones, sin corazones: 'me siento honrada'. Intenté verla, pero nunca quise. En ese momento, me enfadé, empecé a escribir canciones de ruptura. Tuve 16 ó 17 años durante los días que duró esa historia y ha dejado un disco maravilloso".

Respecto a la vida del cantautor, señala Luis Pastor que siempre ha sido "la rueda de recambio, usado cuando conviene y olvidado cuando no se le considera necesario. Estamos asistiendo a la destrucción de los cantautores de otras épocas, de la que van a sobrevivir un puñado en el recuerdo y algunos en la actualidad". Por eso, explicaba que su reivindicación "es sobre esa memoria y esos cantautores. La respuesta a esa pregunta de ¿qué fue de los cantautores? está en los repuestos que van saliendo con mucha dificultad".

Tuvo incluso una reflexión sobre sus propios pensamientos, aplicados a la crítica social y política del momento actual: "Recuerdo que Fuerza Nueva escribía en las paredes 'Franco resucita'. Yo, ingenuo de mí en mi adolescencia, pensaba que estaba ya en el hoy y que nunca saldría de ahí. Quién me iba a decir lo que vendría después, con esos votos que arrastra ahora ese partido nostálgico"

Tras esto, ha arrancado el aplauso más fuerte y largo del congreso al recitar su poema 'Qué fue de los cantautores', de manera improvisada, sin texto y con total naturalidad, provocando que incluso el público se levantase de sus asientos. Tras esos aplausos ha reconocido que "tengo una memoria de la hostia", provocando las risas de los congresistas.

Por su parte, Javier Álvarez ha hablado sobre las mutaciones que sufren los cantantes, los artistas en general y aquello con lo que más se identifica en estos momentos: "Me identifico con Rosalía. Es una jefa, me encanta. Creo ella es en sí misma un hit global". Tras esto, ha cerrado la charla cantando acapela varios temas de Michael Jackson desatando también los aplausos entre el público.