Clemente Mata, organista de la Mezquita-Catedral de Córdoba: "Hacer música dentro de estos muros eleva el alma"
El templo dispone de dos instrumentos con más de 400 años de historia que se utilizan a diario para la liturgia
Córdoba
Prácticamente cualquier cordobés habrá topado en alguna ocasión con sus acordes; y pocas bandas podrán presumir de haber actuado para 750.000 personas en el año 2021. Es el dato oficial de visitantes a la Mezquita-Catedral de Córdoba que ofrece el Cabildo, todavía lejos de las más de dos millones de personas que cruzaron sus puertas durante el 2019. Clemente Mata las atraviesa prácticamente a diario desde hace dos décadas como organista titular del templo.
Cuando todavía era estudiante de piano en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco, empezó a interesarse por el mundo cofrade y la música coral, hasta que tuvo conocimiento de que su antecesor en el cargo se jubilaría. "Hice una prueba, realicé un examen teórico y conseguí ocupar la plaza, aunque creo que en aquel momento me la concedieron más por las ganas que tenía", bromea Mata, que a día de hoy sigue formándose en Sevilla en el dominio del órgano.
"Yo era pianista al cien por cien", detalla. Y este matiz es importante, porque pese a tratarse de dos instrumentos de teclado, en nada se parecen: ni en sonido ni en ejecución. Por ejemplo, explica el músico, "en el órgano aportamos intensidad añadiendo registros —sonidos, timbres—, pero no podemos controlarla con la 'fuerza' con la que accionamos la tecla". El instrumento de viento emite sonido gracias al paso de aire insuflado por tubos metálicos que van afinados. Y es el instrumentista quien decide qué tubos juegan cada partido. Otro de los detalles más llamativos a simple vista es el pequeño retardo que existe desde que el teclista pulsa la tecla hasta que se emite algún sonido.
El órgano se toca con todo el cuerpo: dispone de unas palancas para activar los distintos registros, hasta tres teclados y un pedalier que permite conseguir las frecuencias más graves. Cada teclado adicional supone un sistema de tubos completamente independiente. Todo ello a fin de poder obtener combinaciones de sonido casi infinitas.
La Mezquita-Catedral cuenta con dos de estos instrumentos: el de la Epístola, diseñado en el año 1700; y otro del Evangelio, que data del 1658. Según la información aportada por el Cabildo Catedral de Córdoba, el segundo de los órganos "cuenta con 3.500 tubos, es uno de los más grandes de España y actualmente se emplea a diario para los salmos y la liturgia".
Eso sí, se trata de una versión 'renovada': se le ha incorporado un sistema de transmisión digital que permite obtener 108 registros distintos. "Quedan muy pocos órganos históricos", explica Clemente Mata, "en primer lugar por lo complejo del mantenimiento de las tuberías; y en segundo término porque en la Guerra Civil la aleación de estaño y cobre, abundante en las tripas del instrumento, se utilizaba para producir armamento". Eso sí, el órgano Romántico mantiene intactas las carcasas del siglo XVII, "Son de un valor incalculable", precisa el músico, que cuenta con la ayuda de Juan Manuel Rico para la afinación y cuidado de toda la instalación.
Los tonos que se consiguen de ambos instrumentos, dice el encargado de extraerlos, "no tienen nada que ver". "En el Romántico se buscaba el peso, el sonido grave y la textura, mientras que en el Barroco se perseguía claridad del sonido, virtuosismo, armónicos y mucha presencia y brillo", explica siendo incapaz de escoger un favorito, "porque depende de la obra a interpretar".
Mata tiene que encargarse de cubrir los actos litúrgicos, la misa diaria y la especial de los domingos. Pero su labor va más allá, precisa, "también me encargo de coordinar los ensayos de los coristas, hacer sus arreglos y armonizaciones de obras que están compuestas para una sola voz". Y en adición a esto, es director de la Orquesta Sinfónica de la Catedral.
Sin embargo, dice, "mi vida es practicar". Pero como un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO no puede ser un local de ensayo, Mata tuvo que encargar una réplica digital del órgano de la Mezquita-Catedral. "Es muy similar a este, así que hubo que diseñarlo prácticamente a media", relata a La SER ironizando sobre la principal ventaja del instrumento que tiene en casa: "Le conecto unos auriculares y no molesto a nadie".
Pero eso es incomparable a la sensación de hacer vibrar más de 23.000 metros cuadrados de templo frente a fieles, visitantes y turistas. "Es un privilegio del que muchas veces no soy consciente, pero tocar aquí me eleva el alma y creo que la gente que escucha también le transmite algo", continúa Clemente Mata, "y todos los días intento pensar en el pasado que tienen estos muros y las músicas que se han hecho en su interior".
Su setlist es más bien clásico, aunque va cambiando "según el tiempo litúrgico", pero desde que aterrizó en su puesto, el organista ha intentado incorporar músicas contemporáneas como obras de Marco Frisina, sacerdote que trabajó con Ennio Morricone en la composición de varias bandas sonoras. Eso sí, apunta, "siempre obras aceptadas por la Iglesia".
Álvaro Guerrero Jiménez
Redactor y editor en los servicios informativos de la Cadena SER en Córdoba. Previamente ha trabajado...