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32 jiennenses resultaron heridos en accidentes de caza entre el 2007 y el 2020

Datos aportados por la Fundación Franz Weber, quiénes destacan que ningún deporte ni actividad al aire libre genera tal nivel de víctimas mortales, instando a establecer controles adicionales a la caza

Un hombre se dispone, arma en mano, a cazar a un animal en la naturaleza / Klaus Vedfelt

Jaén

32 jiennenses resultaron heridos en accidentes de caza entre el 2007 y el 2020. Datos aportados por la Fundación Franz Weber, quiénes destacan que ningún deporte ni actividad al aire libre genera tal nivel de víctimas mortales, instando a establecer controles adicionales a la caza. Y es que los datos son realmente contundentes en el territorio jiennense, ya que produjeron decenas de víctimas con lesiones de diversa consideración y hasta la muerte. En el caso de la provincia de Jaén el periodo 2007-2020 arroja un saldo de 44 incidentes, donde al menos 3 personas fallecieron, 10 con lesiones graves y 19 de carácter leve. En 12 incidentes no se refiere si existen personas heridas o fallecidas, por lo que el número podría ser incluso mayor.

Además, si nos basamos en los datos ofrecidos durante este tiempo por la Guardia Civil se puede constatar que Jaén es la provincia con más accidentes de caza en nuestra región. La Fundación Franz Weber defiende “la generalización de los controles de alcoholemia y cualquier otra sustancia estupefaciente a cargo de los Agentes Medioambientales, reduciendo carga de trabajo a la Guardia Civil, así como una mayor labor inspectora para renovar cualquier licencia de caza”.

Otra cuestión a la que hace referencia esta Fundación es que el Reglamento de Armas estatal data de 1993, permitiéndose en el mismo a los menores de edad obtener una licencia desde los 14 años. Además, con cualquier edad se les permite acompañar o participar como espectadores en las cacerías. “La normativa andaluza no establece medidas regulatorias adicionales, por lo que los menores participan en condiciones generales a la legislación nacional. De forma paralela los naturalistas han insistido en alejar a cualquier menor de edad de las cacerías dado el riesgo real que existe para su integridad física y psíquica”.