Córdoba a vista de pájaro
Visitamos el campo de vuelo del Arenal para conocer a los pilotos de paramotor que cada fin de semana sobrevuelan Córdoba
Reportaje Paramotor Córdoba
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Córdoba
En Córdoba es habitual verlos volar cada fin de semana. Surcan el cielo sobrevolando los límites de la ciudad con sus parapentes propulsados por un pequeño, pero potente motor de dos tiempos, que a su vez hace girar las aspas de una gran hélice que llevan pegada a la espalda. Son los paramotores, una variante de la aviación ligera, a medio camino entre el paracaidismo y la aviación, y que cada vez tiene más seguidores en Córdoba.
Su lugar de encuentro es la explanada que sirve de aparcamiento durante los días de Feria, junto a la autovía, al otro lado del Arenal. Allí se reúnen cada sábado y domingo media docena de pilotos para volar. No necesitan mucho: una zona amplia para aparcar sus vehículos y desplegar el material es suficiente. Porque para volar, lo que se dice volar, con unos cuantos metros de terreno despejado les sobra. "Esa es la gran ventaja del paramotor, que puedes despegar desde cualquier sitio (autorizado), sin necesidad de pista, ni hangar donde guardar el material, ni nada. Aquí lo guardas todo en el coche, y listo", nos cuenta Pedro Sanz, que presume de haber volado por todo el mundo y que nos cuenta que su última escapada fue a Ciudad Real. "Llegué antes que el coche que llevaba de apoyo, porque a 50 kilómetros por hora, pero en línea recta, ahorras mucho tiempo".
Experiencia en biplaza
Como otros tantos pilotos de los que se reúnen en el Arenal, Pedro pertenece al club Córdoba Vuela, del que es instructor Rafael Tena. Con su parapente biplaza, Tena ofrece cada fin semana vuelos en paramotor a aquellos que quieren disfrutar de la experiencia ver Córdoba a vista de pájaro. El vuelo dura unos 45 minutos y cuesta 60 euros, y según el piloto "todo el mundo queda encantado, y muchos con ganas de más". El recorrido llevará a los intrépidos acompañantes a contemplar el recinto ferial, el Arroyo Pedroches, el Brillante, y el centro histórico. "Cuando sobrevolamos a gran altura el Arcángel yo siempre les digo que estamos viendo cuatro Patrimonios de la Humanidad a la vez: la Mezquital, la Judería, los patios de San Lorenzo y Medina Azahara", nos dice Tena. Y parece que el instructor no exagera porque las palabras que salen de la boca de algunos de los viajeros que esa mañana han montado en el biplaza son "flipante, maravilloso, una sensación increíble, se me ha hecho corto".
La seguridad de esta modalidad de vuelo es algo en lo que insisten mucho quienes lo practican. "Son motores muy simples y fiables, y además contamos con el respaldo de ir equipados con paracaídas y con la ventaja de poder planear hasta aterrizar en prácticamente una azotea", explica Pedro Sanz. Córdoba Vuela también ofrece cursos para obtener la licencia de piloto de paramotor, que a su vez, podemos comprar de segunda mano a partir de unos 5.000 euros.
El reclamo de Ibn Firnás
Los paramotores no pueden sobrevolar el casco urbano. Por eso el recorrido que ofrece Córdoba Vuela se limita a bordearlo. Desde el Arenal, los pilotos de paramotor suelen también dirigirse a la campiña cordobesa para disfrutar de las vistas que les ofrecen pueblos como Fernán Núñez, la Rambla, Montalbán o Montilla. "En Córdoba tenemos un clima que nos permite volar casi todo el año. Somos la envidia de Europa" nos dice Enrique Pedraza, que acaba de regresar de un vuelo de un par de horas por esa zona de la provincia. Este veterano piloto de 63 años insiste en el potencial de nuestra ciudad para convertirse en un centro neurálgico del deporte aéreo, no solo por el clima, también por la historia :"Aquí tuvo lugar el primer vuelo de un ser humano, con Ibn Firnás, y eso es algo único que tendríamos que aprovechar como reclamo", nos dice.