La crisis de poder en la patronal de los bares

Sevilla

Los bares de Sevilla no tienen ahora mismo presidente para los próximos años. El queridísimo tabernero Álvaro Peregil ha rechazado tomar posesión del cargo para el que había sido elegido.

Los bares en Sevilla y su provincia pueden ser considerados auténticas instituciones, forman parte de nuestra vida, jalonan nuestra historia particular, están en nuestros buenos y malos momentos. Pasamos algunas de nuestras mejores horas en los bares. Y recordamos con una sonrisa a algunos de los que ya cerrarron.

Los hosteleros lo han pasado muy mal durante la pandemia, muchos no han logrado sobrevivir siquiera. La lista de locales en venta o en alquiler es extensa.

Ahora vienen tiempos como siempre complejos en los que hay que tratar asuntos como los efectos de la invasión turística o la siempre polémica ocupación de la vía pública. Recientemente asistimos a un paro simbólico de cinco minutos para protestar por la subida de la factura de la luz.

Recuerdo ahora la de veces que don Juan Robles, fundador de la Asociación Provincial de Hostelería, resolvía los problemas hablando primero con el teniente de alcalde de turno y después con el empresario que hubiera cometido una irregularidad. Y no hacía falta ningún expediente sancionador. Hace falta esa autoridad moral para liderar un gremio indispensable, fundamental en nuestra economía.

Después podremos analizar otros asuntos, como la propia evolución de la tabernas, no siempre a gusto de todos. Pero no hay duda de que en los bares nos va buena parte de la vida como ciudad. Por eso es fundamental que se revuelva el vacío de poder y contar con una voz autorizada al frente de la patronal. Sin bares no hay paraíso. Ya lo vimos en la pandemia.