Dar la tabarra en los festivos

Córdoba

En estas fechas tan señaladas, me llena de orgullo y satisfacción. Palabras vacías que nadie necesita escuchar. Ya no se trata sólo del discurso vacío de un monarca que dice demasiado poco, para lo bien preparado que se nos asegura que está, sino que además hace años que los presidentes autonómicos se subieron al carro. Supongo que alguien debió susurrarles al oído que su gente, su pueblo, estaban ansiosos de escucharlos también en Nochevieja, antes de meterle mano al jamón, dispuestos a dejar que se enfriaran las gambas. Lo cierto es que, si no me equivoco, lo de los discursos de Nochevieja autonómicos comenzó como una broma de aquel divertido programa, Caiga quien Caiga, que puso a Manolo Chaves ante la cámara y éste, igual que otros líderes autonómicos, nos deseó felices fiestas con un polvorón de Estepa y una copita de anís de Rute. Pero era eso, una broma; ahí debió quedarse. Es lo que pasa con las bromas, cuando alguien no las para. Por eso no es tan mala quizás idea que el ayuntamiento de Cádiz haya preferido no convocar este año al oso perjudicado.

En fin, yo no quiero ser más que Moreno Bonilla o quien sea, no quiero darles la tabarra. Solo quiero desearles a mis paisanos un Feliz 2023 y de paso dejar una idea sobre la mesa. Démosle la oportunidad de dirigirse a nosotros a alguien que no tengamos tan visto. Póngamos ante la cámara de las televisiones autonómicas a una profesora, a una científica, a un medico, a un agricultor, a mi peluquero, o al suyo de usted. A alguien que de verdad sepa de qué va la vida. Alguien que tenga algo que decir de verdad y no que quiera salir nuevamente en la foto. Seguro que sería mucho más interesante. Feliz año a todos y todas.