El encanto del tiempo ordinario
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre los discursos que precisamente hoy ahondan en la pesadez de volver a los colegios y a la rutina laboral

Carlos Navarro Antolín, subdirector del Diario de Sevilla: El encanto del tiempo ordinario
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Sevilla
Enero, día noveno. Nos hemos dejado atrás las pascuas, parte o todos los ahorros, un Papa emérito y dos personajes sevillanos muy apreciados: el cura de San Esteban y la camarera de la Virgen de los Reyes y del Dulce Nombre. Personas que hacen una ciudad singular y no una urbe estandarizada, como dice Antonio Muñoz que no quiere que sea nunca Sevilla. Trabaje en ello, alcalde, porque tiene tarea…
Comienza el tiempo ordinario, menos de dos meses hasta que el ruido de la logística de la Semana Santa se convierta en estruendo. Con tanta anticipación, tanto sobresalto y tanto acontecimiento extraordinario, necesitamos más que nunca de estos días en que sencillamente no hay más que vivir, eso que tantas veces se nos olvida al estar distraídos con tanto ajetreo fatuo.
No hablen a los niños de un retorno al colegio como un disgusto, no repitan machaconamente consejos para afrontar la vuelta a la rutina, no cultiven discursos del hastío. Volver a las aulas, al trabajo o a eso que llamamos rutina es muchísimas veces un privilegio. Enseñemos esto a los menores. La vida es un día noveno de enero en el que los colegios abren, los autobuses funcionan y todos tenemos por delante un tiempo ordinario para disfrutar como siempre de aquello que en otras zonas del mundo les ha sido arrebatado: esa hermosa rutina que aquí denostamos casi sin darnos cuenta.
Sevilla es una ciudad idónea para ese tesoro de la existencia que es la vida cotidiana sin más adornos. Eviten a la gente y los discursos tóxicos. El tiempo ordinario aquí tiene todo su encanto. Es todo un patrimonio inmaterial. Que nadie ni nada nos lo estropeen.




