La Línea todo por descubrir: colegios

Carolina Amusco
La Línea de la Concepción
“Don Antonio, yo no quiero dejar la escuela” le decía mi padre a su maestro cuando alcanzó la edad de 12 años.
“Lo siento hijo, pero ya no puedo enseñarte más y hay otros niños esperando”
Era el año 1947 cuando mi padre tuvo que dejar la escuela. Ya por esa época existían cuatro centros públicos escolares de primera enseñanza, creados durante la república, que a día de hoy siguen existiendo: CEIP Santiago, Velada, Buenos Aires e Inmaculada pero la demanda de puestos escolares era tan grande que aunque se solicitaba su aumento el proceso era lento y no llegaba a cubrir las necesidades de la población creciente. Por ello, aumentaron las clases particulares, que impartían personas que denominaban “idóneas” sin titulación pero con cultura suficiente y gran vocación que prestaron un gran servicio a la comunidad.
La mayoría de las escuelas que existían en esta época eran agrupamientos de diferentes edades que normalmente se llevaban a cabo en la casa del maestro donde se habilitaba una estancia separada por sacos de arpillera del resto de la vivienda donde el alumnado contaba con un pizarrín donde escribir sus anotaciones.
Previamente a todo esto, en el momento de la segregación de La Línea de San Roque como municipio independiente, la educación precisamente no era un tema de primera necesidad, había otros asuntos que ocupaban las mentes de los dirigentes, especialmente la propia subsistencia como municipio independiente.
En esa época contábamos con dos escuelas públicas para niños:
San Luis nº1, en calle Carboneros, dirigida por D Juan Parejo Palacios
San Enrique nº 2 en la Plaza Cruz Herrera, dirigida por D Manuel Arellano Martínez.
Y una escuela pública para niñas en la calle San Pedro, regentada por la maestra Dª Isabel de Vera
A ellas podemos añadir la Escuela de primera enseñanza que se instaló en la Fábrica de corcho fundada en 1888 en nuestra ciudad por los hermanos Larios. En dicha escuela recibían material e instrucción gratuita alrededor de 150 hijos de trabajadores. El maestro de dicha escuela era D. José Moreno Triviño.
Luego, aparecieron escuelas municipales en la Colonia, Atunara y Zabal.
En la primera escuela de la calle Carboneros es donde se celebraron las primeras sesiones del incipiente gobierno de nuestra ciudad en el momento de la segregación. Con el paso del tiempo se instalaría ahí la Escuela Municipal de Artes y Oficios, transformada en Escuela Elemental del Trabajo y, más tarde sería el Instituto de Enseñanza Media y Profesional Diego de Salinas, más conocido como Instituto Laboral.
La educación en La Línea ha cambiado mucho desde entonces. A día de hoy contamos con 14 centros públicos de primaria, 5 centros de secundaria, bachillerato y Formación Profesional, tres centros concertados que abarcan primaria, secundaria y bachillerato y una Escuela Universitaria de Magisterio que cubren las necesidades de la población en edad escolar.
Pero no solo ha variado el número de centros escolares sino la forma de enseñar: se ha pasado de una enseñanza en la que el docente transmitía su conocimiento al alumnado a colocar al estudiante como centro de su propio proceso de enseñanza-aprendizaje. La educación no consiste solo en adquirir conocimientos, sino en crear ciudadanos capaces de pensar por sí mismos y adquirir herramientas suficientes para desenvolverse en las situaciones de la vida. El
aprendizaje colaborativo por proyectos, la enseñanza de lenguas extranjeras, la atención a la diversidad y el uso de las nuevas tecnologías ha revolucionado el mundo de la educación y La Línea no podía quedarse atrás.
Muchas actividades, recursos y proyectos realizados en los centros de nuestra ciudad han sido objeto de reconocimientos por instituciones nacionales e internacionales y otros muchos proyectos, que a veces no salen al exterior, se llevan a cabo día a día en el aula por un profesorado que está en continúa formación para dar lo mejor de sí mismo a su alumnado.
Premios de innovación, de convivencia escolar, de proyectos bilingües, galardones como centros inclusivos, Sellos de calidad europeos… si buscamos en cada uno de los centros escolares de nuestra comunidad descubriremos maravillosos proyectos y actividades que se hacen día a día dentro del aula.
Y termino con una frase de Benjamin Franklin que dice: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”




