Donde digo Diego

Jerez de la Frontera

Cuando la Ministra Portavoz del Gobierno dice en una comparecencia “donde digo Diego, digo digo, o medio digo”, estarán de acuerdo que lo que añada a continuación sobre el tema del que está hablando, pierde fuerza argumentativa, la sensación de que nos gobiernan iletrados, aumenta y la constatación del deterioro del nivel político, alarma. Esta misma Ministra -si no me equivoco-, es la que hace algunos días nos hablaba del “plesbicito” y la Ministra de Educación, de la “juridisprudencia”. Estos son solo los últimos ejemplos del pobre lenguaje y la escasa instrucción- aunque tengan títulos- de nuestros líderes. No me equivoco mucho si afirmo que existe una opinión muy extendida de que el juego político de estos últimos tiempos es aburrido, sobre todo previsible, lleno de tópicos y argumentos enlatados previamente por el pretendido gurú de la tribu de turno. Hacer ruedas de prensa con impacto controlado, vomitar el argumentario sin contestar a lo que se pregunta, no someterse al escrutinio de periodistas incómodos o negar de forma machacona la realidad, es la receta habitual del político que rige nuestros destinos. Sobra la nostalgia de tiempos pasados en los que los representantes políticos de cualquier ideología se expresaban en perfecto castellano y en la que muchos de los ministros de los últimos años ni siquiera hubiera sido ni concejal. Vivimos un retroceso evidente.